DÓLAR
Y CRISIS DE DEUDA PÚBLICA
Por
Héctor GIULIANO (24.1.2014).
La
crisis cambiaria que se está dando en estos días se encuentra
directamente relacionada con el agravamiento de la crisis de Deuda
Pública.
El
gobierno Kirchner, seriamente debilitado por la pérdida de reservas
internacionales y por el fin de los superávits gemelos – fiscal y
externo – tiene que definir su capacidad de pago frente a los
acreedores y para ello tiene que garantizar un tipo de cambio estable
– alto o retrasado, pero estable – más carece de divisas para
poder hacerlo.
En
el marco de las negociaciones secretas que se llevan a cabo con
holdouts, reclamantes ante el CIADI, Repsol, Club de París y
bonistas en general se trata de un requisito indispensable para la
continuidad de pago de sus obligaciones vigentes y de los nuevos
compromisos a contraer según la hoja de ruta Boudou, que pone tales
arreglos como requisitos previos para volver a colocar deuda en el
mercado internacional de capitales.
LAS
RESERVAS DEL BCRA.
La
posición de reservas netas del Banco Central (BCRA) ha llegado a un
punto crítico después de la sangría de divisas por la política de
pago de deuda externa con reservas internacionales, la cobertura de
los desequilibrios de la balanza de pagos derivados del retraso
cambiario y la “fuga” legal de capitales por salida masiva de
divisas bajo la supervisión del gobierno (90.000 MD-Millones de
Dólares durante la “década ganada” 2003-2012).
Hoy
el stock de reservas brutas es menor a los 30.000 MD pero, a los
fines de poder determinar la solvencia del banco, hay que restarle
10.700 MD de Depósitos en Moneda Extranjera y 2.200 MD de Otros
Pasivos (que son préstamos de otros bancos), por lo que el saldo de
reservas netas o propias del BCRA – según datos al 31.12.2013 –
queda reducido a 17.700 MD.
A
este importe – si se hace un cálculo más fino - cabría
descontarle además la deuda cuasi-fiscal del BCRA por Lebac/Nobac,
que a esa fecha sumaba unos 110.500 M$ (Millones de Pesos),
equivalentes a 17.000 MD, porque se trata de una masa de dinero que
si el banco no renueva semanalmente y/o no remunera con una tasa de
interés cada vez más elevada esos fondos irían a presionar sobre
el mercado del dólar.
Como
agravante, el Presupuesto 2014 contempla destinar este año unos
10.000 MD de las reservas (9.855) para el pago de deuda externa a
través del llamado Fondo de Desendeudamiento Argentino.
El
vaciamiento de las reservas del BCRA tiene así tres consecuencias
directas:
- El banco ya no dispone de divisas para atender los pagos de la deuda externa argentina, pública ni privada.
- Las reservas no pueden garantizar la toma de nuevas deudas en el mercado internacional de capitales.
- La suba del interés que se paga por las letras/notas del BCRA es creciente y ello determina un piso cada vez más elevado de las tasas de interés del mercado local.
La
combinación explosiva de estas tres variables expone simultáneamente
al Tesoro y al BCRA: no es sólo un problema liquidez o
disponibilidad de divisas sino un problema de solvencia del Estado.
LA
NUEVA TABLITA CAMBIARIA.
Entendemos
por “nueva tablita” el intento del gobierno Kirchner de lograr
una relación estable entre tipo de cambio e inflación.
Este
esquema tiene por antecedentes notorios la Convertibilidad menemista
de la década del ´90 y la “tablita cambiaria” durante la
gestión Martínez de Hoz.
Dada
la disparidad entre inflación oficial (10.9 %) e inflación real
(25-30 %) y dada la existencia de distintos tipos de cambio de
referencia (dólar oficial, blue, contado con liquidación, etc.)
pudiera conjeturarse que la nueva tablita trate de empalmar la
evolución de la inflación real con el dólar bolsa o MEP.
Pero
independientemente de sus valores absolutos lo importante de una
tabla de este tipo frente a los acreedores no son sus importes –
tipo de cambio alto o retrasado, inflación más alta o más baja –
sino la estabilidad de su relación porque es la única forma de
poder llegar a cifras, en pesos y en moneda extranjera, que permitan
cuantificar los nuevos números del endeudamiento cuya negociación
está en curso.
Como
la relación entre reservas y base monetaria es prácticamente 1 a 2
(30.600/57.900 M$) y la Ley de Convertibilidad 23.928 ya no rige como
garantía de respaldo del peso una tabla que marque la convergencia
entre inflación y devaluación deviene necesaria para fijar el
cuadro de situación ante la nueva deuda.
En
este sentido la crisis cambiaria y el paralelo descontrol de precios
que estamos viviendo pueden interpretarse como manifestaciones de
posicionamiento - por aproximaciones sucesivas - para la definición
de tales valores de tabla, como producto de un ataque especulativo
para forzarla o como ambas cosas a la vez.
DEUDA
EXTERNA Y TASAS DE INTERÉS.
La
clave de los negociados institucionales dentro del sistema de la
deuda pública reside en la ecuación de rentabilidad más
conveniente para los inversores financieros en función del arbitraje
entre tasas de interés y tipos de cambio.
Para
ello es requisito que, en un marco de libertad de movimiento de
capitales, las tasas de interés locales sean superiores a las tasas
internacionales y que la relación peso-dólar sea estable, con
preferente retraso cambiario.
De
esta manera, se puede producir más rápidamente el ingreso de
divisas por capitales golondrina que refuerzan artificialmente la
posición de reservas netas del BCRA y esos capitales financieros, a
su vez, pueden optimizar sus márgenes de ganancia.
Uno
de los aspectos poco comentados de la actual crisis de deuda es el
fuerte aumento que vienen teniendo las tasas de interés, que
constituye precisamente uno de los dos términos de esta vinculación
con el tipo de cambio.
La
tasa Badlar Bancos Privados que se toma como referencia - tasa de
interés mayorista por depósitos a 30 días superiores a 1.0 M$ -
está hoy por encima del 21 % anual y su tendencia es ascendente
porque, por una parte, está empujada por la inflación, pero por
otra es utilizada para ofrecer una alternativa contra la corrida
hacia el dólar.
El
logro de una tablita cambiaria que estabilice la relación entre
inflación y tipo de cambio es entonces el paso faltante para cerrar
este esquema; y es el dilema en que parece debatirse hoy el gobierno.
El
objetivo final de este aumento progresivo hacia tasas de interés
positivas y de mayores márgenes sería la tercera pata de la
tablita.
Teniendo
previsibilidad en las tres variables – inflación, devaluación y
tasas de interés – pueden manejarse las condiciones del
re-endeudamiento argentino.
Esto
facilitaría la vuelta argentina al mercado internacional de
capitales y permitiría abandonar paulatinamente la modalidad
provisoria de bonos dólar linked, es decir, títulos públicos
dolarizados que se pagan en pesos ajustados por tipo de cambio.
De
esta manera se destrabarían las negociaciones en curso para poder
llegar a nuevos arreglos con los acreedores que no entraron en el
Megacanje Kirchner-Lavagna de 2005-2010 (holdouts), con las empresas
reclamantes ante el CIADI, con Repsol por el pago por las acciones de
YPF y con los países del Club de París.
A
la vez, se abriría la posibilidad de una serie de mini-canjes de
deuda frente a los próximos vencimientos, cuyo cumplimiento deviene
cada vez más difícil y, sobre todo, se habilitaría la posibilidad
que la Argentina vuelva a colocar deuda externa, conforme la hoja de
ruta Boudou.
No
deja de ser notable que - si bien se mantiene dentro de elevados
niveles, entre 900 y casi 1.000 puntos básicos (PB) - la tasa de
interés riesgo-país (EMBI+ de JP Morgan) no haya subido fuertemente
en las últimas semanas pese a la crisis argentina.
CONCLUSIONES.
La
política de pagos de la deuda externa con reservas internacionales
fue una de las principales causas del vaciamiento de divisas del
BCRA, del consiguiente debilitamiento de la relación reservas-base
monetaria y de la actual crisis cambiaria.
Habiendo
comprometido así en forma crítica la posición de reservas netas
del BCRA, habiendo batido récords de pagos externos de deuda con
terceros (organismos financieros internacionales y acreedores
privados) traspasando los compromisos a la Deuda intra-Estado y
habiendo agotado ahora este expediente que le sirviera como
“préstamo-puente” para descargar deuda que no tiene capacidad
demostrada de repago, reaparece la alternativa de “volver al
mercado de capitales”.
Es
la teoría de la “pera madura”, que se da con el simple
acomodamiento de los hechos, por la cual los miembros del “Club de
la Deuda” administran los ciclos de endeudamiento a mediano y largo
plazo de modo que los países deudores, como el nuestro, tengan que
caer periódica y regularmente en sus manos.
Y
esto es importante porque define la naturaleza de la trampa de Deuda
Perpetua o deuda impagable que se refinancia sistemáticamente,
dentro de cuyo proceso las crisis son parte del ciclo, para “barajar
y dar de nuevo” cuando la situación puede escaparse de las manos.
Hoy
las dificultades en las negociaciones secretas de reestructuración
que lleva el secretario Lorenzino son probablemente más importantes
que la crisis financiera interna que vive el país y que está
provocada justamente por esa deuda, ya que la crisis monetaria y
cambiaria argentina es un derivado de la crisis de deuda.
Agotada
la política de pagos de deuda externa con reservas del BCRA y
llegado a un límite o tope la Deuda intra-Estado, nuevamente se
replantea como “salida” la aceleración de la vuelta a colocar
bonos en los mercados de capitales.
Un
gobierno debilitado conviene a las estructuras de poder
económico-financieras porque está más dispuesto a realizar
concesiones: caso contrato Chevron-YPF, negocios bilaterales entre
empresas y Estado, privilegios y subsidios, acuerdos sectoriales,
contrataciones directas, garantías de rentabilidad bancaria,
convenios externos, programas con organismos financieros
internacionales (Banco Mundial, BID, CAF, BIS de Basilea), arreglos
con el Club de París y acreedores del Estado para conversión de
juicios en bonos (holdouts, CIADI, Repsol), etc.
La
nueva Crisis de Deuda precipita los acontecimientos nacionales y va
remodelando el panorama de “salida” o desemboque de la misma,
para lo cual el gobierno debe cumplir con algunos pasos clave:
- Definir y garantizar el cumplimiento de una tablita cambiaria que fije una relación estable entre inflación y tipo de cambio.
- Aumentar las tasas de interés locales para asegurar que, en condiciones de estabilidad o previsibilidad cambiaria, se asegure la rentabilidad de los capitales financieros por arbitraje y se produzca así un rápido ingreso de divisas externas.
- Arreglar el paquete de problemas pendientes por deudas con holdouts, reclamos ante el CIADI, acreedores especiales (caso Repsol) y Club de París, en línea con la hoja de ruta Boudou.
El
“premio” por observar debidamente estos pasos sería la vuelta al
mercado internacional de Deuda, que vendría saludada por el
establishment financiero como una forma de reinserción de la
Argentina en el mundo y un retorno de la “confianza externa” en
el país.
Lo
que todavía no estaría claro es si esta secuencia la cumplimentará
la propia administración Kirchner o la que la suceda.
Lic.
Héctor L. GIULIANO
Buenos
Aires, 24.1.2014
Archivo:
GIULIANO ARTICULO 2014 01 24 DOL Y DP
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