LA
POLÍTICA DE SOBRE - ENDEUDAMIENTO MACRI
Por
Héctor GIULIANO (17.7.2016)
En
función de su política de gobernar
con deuda,
el gobierno Macri viene acelerando el proceso de toma de más deuda
pública en gran escala como requisito de su supervivencia financiera
y política.
Bajo
la consigna de no
emitir moneda sino emitir deuda,
las nuevas autoridades están embarcadas en una verdadera carrera de
re-endeudamiento y toma de deudas adicionales sin que exista la más
mínima demostración de la capacidad de repago de la masa de
obligaciones que se está asumiendo.
Con
el agravante que la mayor parte de estas nuevas colocaciones de deuda
se contrae para financiar gasto público corriente - lo que está
prohibido por la Ley 24.156 de Administración Financiera del Estado
- y
que sucesivas decisiones del gobierno tienden a aumentar el déficit
fiscal, que se cubre con más deuda.
Dentro
de la actual estructura o composición de la deuda pública argentina
pueden identificarse tres grandes rubros:
En
este total no estaban computados los cupones PBI (14.000 MD) ni el
diferencial de pagos que se estima no fueron tenidos en cuenta para
los holdouts (10.000 MD): en total, unos 25.000 MD.
- La nueva deuda que se está tomando, que es la deuda prevista para el corriente ejercicio - según la Ley 27.198 de Presupuesto 2016 - por 23.400 MD, a la que debe sumarse los 12.500 MD de deuda para pago a los holdouts autorizados por la Ley 27.249; lo que totaliza unos 36.000 MD de nueva deuda.
A
lo que debe agregarse la deuda adicional para cubrir los déficits
fiscales del año 2015 y del corriente, que no se sabe a cuanto
llegan en conjunto pero se estima un mínimo de 15.000 MD, lo que
elevaría el monto del endeudamiento a más de 50.000 MD en el año:
todo un récord histórico en materia de toma de deuda del Estado.
Sin
contar la deuda que paralelamente están tomando las provincias – a
tasas carísimas que oscilan entre 7.70 y más de 9 % anual en
dólares (que son las más elevadas del mundo) - cuyo monto
consolidado no bajaría este año de 6-7.000 MD.
- El mayor desembolso de nuevos préstamos provenientes de Organismos Multilaterales de Crédito (OMC) - fundamentalmente Banco Mundial, BID y CAF - que se conceden en dólares pero se usan en su mayoría para pagar obras públicas y de infra-estructura en pesos lo que implica que, en la práctica, las divisas producto de estas nuevas deudas se ingresan a las reservas del Banco Central (BCRA), que los convierte en pesos que aumentan así la Base Monetaria y se esterilizan en gran medida con Lebacs que pagan más del 30 % anual de intereses.
La
deuda cuasi-fiscal del BCRA crece de este modo en forma paralela al
aumento de la deuda de la Tesorería.
A
lo que se añade ahora la retoma de la política K de pago de deuda
externa con reservas internacionales – Decreto 834/2016, para pago
de 4.000 MD a los OMC y al Club de París - lo que disminuye
obviamente el stock de divisas y se compensa con más empapelamiento
del banco a través de letras intransferibles del Tesoro.
Una
característica esencial que toca a estas tres fuentes de
endeudamiento es que el Estado Argentino no tiene, por definición,
capacidad demostrada alguna de repago porque la deuda heredada es una
carga o peso
muerto
sobre la economía nacional, porque la nueva deuda para cubrir
déficits fiscales tampoco tiene garantía de pago ya que se deriva
precisamente – lo mismo que en el caso de las provincias – de los
desequilibrios financieros del Estado y porque los préstamos de los
OMC son tradicionalmente compensados con el otorgamiento de nuevos
créditos mientras aumenta el stock total de los mismos y sus
servicios de pago.
Esto
significa que la administración Macri no sólo sostiene la
política de Estado de endeudamiento público sin capacidad de pago o
política de Deuda Perpetua
sino que está agravando aceleradamente sus condiciones (tasas de
interés altísimas en moneda extranjera) y sus plazos (empeoramiento
del perfil de vencimientos, debido a que gran parte de las nuevas
deudas está contraída en Letras del Tesoro – Letes - y/o Bonos de
corto y mediano término).
Se
reitera – y esto es muy importante - que estas deudas no se pueden
pagar por
definición,
porque no solamente no están acompañadas por demostración alguna
de su capacidad de repago (ni siquiera un intento de hacerlo, como
tampoco ocurrió en el caso de los holdouts) sino que no pueden
tenerla ya que los fondos se usan para pagar vencimientos de deudas
con nuevas deudas, cubrir déficits fiscales del Estado y mantener
una ambigua e innecesaria toma de deudas en moneda extranjera para
pagar gastos en pesos (con el agravante que gran parte de esos
préstamos de los OMC son para sufragar gastos de planes sociales o
asistenciales).
No
se cumple así con la ecuación elemental de tomar préstamos que
tengan destino productivo y que sean aplicables al desarrollo
económico ni deudas cuyas tasas de interés sean inferiores a las
tasas internas de retorno (TIR) de proyectos útiles y necesarios de
financiamiento en dólares para el país.
Por
el contrario, la masa de obligaciones está creciendo en forma
descontrolada – Estado Central, BCRA, Provincias/Municipios,
Empresas Públicas, Organismos Nacionales, Fondos Fiduciarios y
financiamiento adicional para pago de juicios/reclamos contra el
Estado - sin garantías mínimas de repago, como no sea contrayendo
futuras deudas a medida que van cayendo los vencimientos de capital y
pagando cada vez más intereses.
Estos
intereses, que sí se pagan – salvo una parte menor que se
capitaliza por anatocismo – aumentan el Gasto Público y,
consecuentemente, el Déficit Fiscal; y ese déficit se cubre con más
deuda.
Se
cumple así la regla del endeudamiento perpetuo – sostenida por el
establishment financiero como premisa ideológica – que parte de la
base que la Deuda Pública tiene que constituir una fuente permanente
y no excepcional de financiamiento del Estado y que no hay problema
en tomar y seguir tomando deuda sin capacidad de pago refinanciando
continuamente los vencimientos de capital mientras haya fondos para
poder pagar los intereses (intereses crecientes que presionan sobre
el gasto público y determinan aumentos adicionales del déficit
fiscal que son cubiertos con más re-endeudamiento).
Es
la política
institucional
financieramente irresponsable de fabricar
deuda y
déficits fiscales que se cubren sistemáticamente con nuevas deudas:
una política que agrava la hipoteca presente y futura de las cuentas
nacionales; y que es ejecutada por un gobierno cuyo funcionariado
superior está actuando bajo conflicto
de intereses
con los bancos prestamistas y colocadores de deuda en detrimento del
Estado.
Lic.
Héctor L. GIULIANO
Asesor
del
FORO
ARGENTINO de la DEUDA EXTERNA
Foro
Regional La Plata, Berisso y Ensenada
https://www.facebook.com/foro.laplata?ref=hl
forodeudaexternalp@hotmail.com
forodeuda.lp@gmail.com
Buenos
Aires, 17.7.2016
Archivo:
GIULIANO ARTICULO 2016 07 17 DEUDA MACRI
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