jueves, 16 de septiembre de 2010

ACOTACIONES SOBRE EL PRODUCTO BRUTO INTERNO (PBI).PARA MEDITAR.

Si cualquier individuo, debe tanto como su capital y además tiene que pagar intereses muy superiores a sus entradas, es evidente que pronto entrará en la insolvencia. Es lo que los juristas, para referirse a las personas del derecho comercial principalmente, llaman “cesación de pagos” o “default”. Desde luego, el mismo criterio debe aplicarse a las naciones. Y en primer lugar, meditar sobre la situación de nuestra patria, subsumida en las obligaciones angustiantes de una DEUDA EXTERNA, ilegítima y fraudulenta desde sus orígenes (fallo Olmos de la Justicia Federal, del 13 de julio de 2000, para el período 1976/82).Según el ministro de Economía, la relación de la deuda pública con el PBIT (riqueza total del país) es menos del 40% de este. Los números no parecen reales y se ha llegado a ellos, con una serie de lucubraciones económicas y financieras. Ya que pese a las manifestaciones de la señora presidente en el sentido de que el país se estaríadesendeudando, ello en absoluto es cierto, ya que para cumplir actuales vencimiento dedeuda, se están buscando continuamente nuevos préstamos. De todas maneras puede estimarse como evidente que la proporción no es inferior al 65%. Como las obligaciones a cumplimentar por la totalidad de la DEUDA EXTERNA, son muy superiores a los recursos disponibles para dicho fin, es notorio que hay un peligro cierto de ingresar en una nueva cesación de pagos. Salvo que continúe incesantemente con éxito, la política de llevar todo para las nuevas generaciones, con todas las consecuencias que conllevan y no sólo las de pagar.

Y al respecto del PBIT o sea la riqueza total del país, es evidente que como se lo considera actualmente, no puede dar la capacidad de pago que pueda tener nuestro país. Es que “nuestra riqueza” no es totalmente nuestra ni mucho menos. Más de la mitad de las 500 principales empresas “argentinas”, son de capital extranjero y hacia allá van las ganancias que producen. La mayoría de los bancos, el petróleo, el gas, los puertos y aeropuertos, los diques, las usinas, la energía en general, las comunicaciones, los transportes, la industria alimenticia y gran parte de la tierra, no son de argentinos, sobre todo después de la gran liquidación de nuestros bienes en la infausta década del 90. Las personas que actúan en las mismas, de nacionalidad argentina, son sólo sus empleados. Y ahora bien ¿pueden integrar el PBI de un país, empresas extranjeras, que llevan sus ganancias fuera del mismo? ¿O sería más prudente decir que ese PBI es de la nación de la cual provienen los capitales? Y aunque se asegura que estos no tienen patria, es evidente que no permanecen en el país, salvo mínimas reinversiones, que se ventilan a los cuatro vientos, haciéndose como el tero, que grita en un sitio y en otro pone los huevos. Y si la respuesta es afirmativa en cuanto al segundo interrogante, la relación entre nuestra DEUDA EXTERNA y el real PBIT argentino, seguramente tendría guarismos catastróficos.

Y otra acotación. Para juzgar la capacidad de pago de Brasil, se suma el producido de sus empresas de servicios públicos, que son propiedad del Estado. Como las nuestras dejaron de serlo, principalmente las generadoras de energía como el petróleo, esto no sólo no suma, sino que resta. Y entonces ¿cuándo se juzgará a los culpables de tamaña estafa como significó su enajenación? Más considerando que la mayoría de ellos están todavía en la función pública y otros aspiran a cargos electivos. Si pese a todo esto no nos mesamos los cabellos, como hacían los antiguos judíos, es que conscientemente o no, todavía esperamos la Justicia prometida en el Sermón de la Montaña.

La Plata, septiembre 9 de 2010.
SILVIO H. COPPOLA
Miembro del Foro Argentino de la Deuda Externa - Regional La Plata, Berisso y Ensenada

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