viernes, 18 de diciembre de 2015

Salimos del cepo con mas deuda publica - Por Héctor GIULIANO

SALIDA DEL CEPO CON MÁS DEUDA PÚBLICA.
Por Héctor GIULIANO (18.12.2015)



En línea con lo adelantado durante la campaña electoral, el nuevo gobierno Macri acaba de anunciar el levantamiento del cepo cambiario y toda una serie de medidas conexas.
Sobre la base de tales anuncios oficiales y los primeros hechos conocidos hay tres novedades concretas y de gran importancia que merecen destacarse al respecto:
  1. El fin del cepo significa una macro-devaluación (en principio, superior al 40 %) y sus efectos quedan por el momento en observación de lo que pase, especialmente en materia de traslado a precios y consiguiente situación de los salarios reales.
  2. Esta decisión de salida del cepo – según la expresa explicación del ministro Prat Gay – se instrumenta en función de un gran incremento adicional de la deuda pública argentina, externa e interna, como condición sine qua non de la nueva medida, es decir, como requisito sin el cual la salida del cepo no se habría adoptado.
  3. El Banco Central (BCRA) ha elevado en forma extraordinaria el nivel de las tasas de interés locales, sobre la base de las tasas mayoristas que paga por las Lebac/Nobac – que se han ido del 28-30 % al 36-38 % anual – y que son las que determinan el piso de las tasas de interés del mercado.
Es notable que gobierno, economistas del establishment y medios de prensa reparen tanto en el tipo de cambio pero dediquen muy poco o nulo espacio a la advertencia de este último punto, que va notoriamente en contra de los objetivos declarados de lucha contra la inflación y crecimiento de la economía.
Esto es así porque se soslaya que el interés es también un factor de aumento de precios, ya que el costo financiero de las empresas pesa por este concepto como componente de la inflación por su traslado a precios (a lo largo de toda la cadena de producción y comercialización de bienes y servicios) y que el aumento de los tipos de interés tiene efectos recesivos sobre la economía física o real.
Mientras que tradicionalmente el arbitraje financiero entre tipos de cambio y tasas de interés se mueve en relación inversa, aquí se ha producido un aumento de las dos variables a la vez: macro-devaluación del peso con salto de las tasas.
En estos primeros momentos tal particularidad en la relación dólar-tasas se entiende por el objetivo clásico de frenar el pasaje de pesos a moneda extranjera reteniendo fondos con la elevación de los intereses (colocando las tasas minoristas al doble de la inflación real), pero es muy difícil evitar el traslado a precios combinado de las dos variables y, sobre todo, el consiguiente encarecimiento directo del costo del dinero correspondiente a préstamos, tarjetas de crédito, giros en descubierto y operaciones financiero-bancarias en general.
En síntesis, un panorama complejo que lógicamente merece ser seguido con detalle porque de ello dependerá el nuevo nivel de los precios – problema mediante y pendiente de los aumentos que debieran cancelarse con retroactividad al 30.11 – el consiguiente poder adquisitivo de los ingresos y, en particular, la cuestión de los reclamos salariales que se deriven.
Pero el problema central de todas estas decisiones primarias de la administración Macri es – como siempre – la Deuda, que actúa como condicionante total y absoluto de todo lo que ocurre en la Argentina en materia financiera, económica y política.
Las medidas adoptadas el 16.12 por el ministro Prat Gay y el titular del BCRA Sturzenegger no dejan lugar a dudas sobre la importancia determinante de la nueva gran ola de endeudamiento en curso para poder sostener la salida del cepo cambiario:
  1. Una masa de maniobra o colchón de dólares total proveniente de un aumento de la deuda pública entre 15 y 25.000 MD (Millones de Dólares), básicamente destinada a sostener un BCRA que no tiene reservas internacionales propias.
  2. Más específicamente – dentro de ese total – entre 5-7.000 MD de un préstamo puente (créditos a corto plazo) que se está terminando de negociar con un consorcio de bancos liderado por la banca Morgan, en Estados Unidos: HSBC, Citibank y Deutsche Bank, más Goldman Sachs y los bancos españoles Santander y BBVA-Bilbao Vizcaya Argentaria.
  3. Colocación de un nuevo bono del Tesoro entre las grandes compañías exportadoras cerealeras, como anticipo a cuenta de rápidas liquidaciones de sus ventas al exterior (programadas a razón de 400 MD por día = 2.000 MD por semana = 6.000 MD en menos de un mes, 3 semanas).
  4. Colocación de otro bono y con la misma modalidad y objeto entre grandes entidades que decidan voluntariamente sostener esta política.
  5. Colocación de otro bono para compensar la falta de entrega acumulada de dólares por parte del BCRA a importadores que no pueden cumplir con sus pagos al exterior (que se estima acumulan unos 8.000 MD).
  6. Utilización del mismo tipo de bono para compensar a las empresas transnacionales que igualmente acumulan sumas en moneda extranjera para girar por concepto de Utilidades/Dividendos a sus casas matrices (entre 10-12.000 MD).
  7. Aumento del swap de monedas con China (que actualmente ha sido usado en el orden de los 11.000 MD) y destino inmediato de 2-3.000 MD de dicho préstamo en moneda extranjera para conversión a dólares para pago de servicios de la deuda externa.
  8. Aumento de los montos de préstamos y aceleración de los desembolsos por parte de los Organismos Financieros Internacionales, fundamentalmente Banco Mundial, BID y CAF-Corporación Andina de Fomento.
  9. Apertura de negociaciones con los Holdouts – a través del mediador Pollack, designado por el juez Griesa – para acordar el pago de las sentencias y deudas remanentes con nuevos bonos (con un monto total a pagar por concepto de valor nominal de los bonos, intereses acumulados, punitorios, honorarios y gastos que se ha estimado entre 20-30.000 MD).
  10. Por último – y probablemente el rubro más importante – está la cobertura financiera con deuda del voluminoso déficit fiscal dejado por la administración Kirchner y agravado por el nuevo gobierno Macri a través de las nuevas medidas de baja y/o eliminación de las retenciones sobre granos, cuyo costo fiscal o pérdida de recursos para el Estado se estima entre 20-25.000 M$ (millones de Pesos).
El déficit fiscal del corriente año superaría ya los 200.000 M$ y diversas proyecciones hacen llegar este importe a los 300.000 M$ para fin del ejercicio.
El cúmulo de nuevo endeudamiento para cubrir este mayúsculo desequilibrio y la pluralidad de las nuevas deudas para sostener la salida del cepo cambiario no sólo aumentan la deuda pública total – y la deuda externa en particular – sino que, devaluación mediante, agravan simultáneamente la ya inexistente capacidad de repago del país porque los servicios de las nuevas obligaciones de corto plazo se complican en el caso de los pagos en moneda extranjera por la depreciación del peso.
Y este cuadro de nueva ola de endeudamiento viene acompañado por la búsqueda paralela de nuevos préstamos externos por parte de las provincias, que en la actualidad ya no pueden atender con recursos normales sus resultados fiscales ni la atención de la deuda consolidada.
A lo que se agrega el aumento en curso de deuda de organismos del Estado y empresas públicas, con YPF a la cabeza.
Está claro que el tándem de endeudamiento Kirchner-Macri está funcionando tal como previsto: una administración saliente que pagó récords de servicios de la deuda externa a costa de traspasar obligaciones impagables como deuda intra-Estado, descargando así gran parte de la deuda externa con terceros (acreedores privados y organismos multilaterales de crédito).
Y una nueva administración entrante que, una vez desagotado parcialmente ese stock de deuda externa, se encarga de organizar la tercera gran oleada de endeudamiento exterior – después de la ola del Proceso Militar y de la década de la convertibilidad menemista – dándole continuidad al endeudamiento gestado bajo el gobierno K, cuya finalidad era precisamente volver al mercado de deuda, según el objetivo concurrente del Megacanje Kirchner-Lavagna 2005-2010 y de la Hoja de Ruta Boudou 2008.
Se trata de un proceso clásico dentro del esquema de trampa de deuda perpetua en que está metido nuestro país, tomando sistemáticamente deuda sin capacidad de repago demostrada, lo que lleva al refinanciamiento forzoso y permanente de las obligaciones que toma el Estado: un esquema bajo el cual toda decisión importante es deuda.-

Lic. Héctor L. GIULIANO 
Buenos Aires, 18.12.2015
Asesor del
FORO ARGENTINO de la DEUDA EXTERNA
Foro Regional La Plata, Berisso y Ensenada
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GIULIANO ARTICULO 2015 12 18 DEUDA Y CEPO

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