LOS BUITRES ARGENTINOS
¿Patria o buitres, o patria financiera buitre?
Francisco Javier Llorens
Septiembre 2014
Con la devaluación de enero la patria financiera se alzó con diez mil millones de dólares y dicen que son pesos y de estas ya van…
La devaluación de enero que ahora se revela dañina e inútil, le permitió a la patria financiera alzarse con el equivalente de 10.000 millones de dólares, como ganancia neta por sus tenencias de divisas, y por las siderales apuestas que había hecho contra el dólar futuro a costa del Banco Central. Una cifra equivalente a todo lo pagado por la AUH (Asignación Universal por Hijo) desde su creación hasta ahora, que benefició durante cinco años a casi cuatro millones de niños y
adolescentes carenciados, y que los banqueros y financistas se la llevaron puesta en pocas semanas. Obteniendo en menos de un año ganancias como buitres argentinos, del orden del 1.100 %, superando así a los buitres extranjeros. Donde además existen gruesas evidencias de la existencia de tráfico de información privilegiada, ya que en vísperas de la devaluación aparecieron sospechosas operaciones por u$s 1.600 millones. Todo lo cual reportó una enorme emisión de moneda a favor de estos, que fue esterilizada mediante elevar sustancialmente la tasa de interés a su favor, para que los buitres locales consintieran represtársela al Banco Central, con un gravísimo daño a la actividad productiva. Esta habría sido otra prenda de amor otorgada por el gobierno, junto con el pago por las sentencias del CIADI, la generosa indemnización a REPSOL, y el mal arreglo con el Club de Paris, para tratar de obtener un fallo favorable de la Corte Suprema de EEUU respecto los fondos buitres extranjeros. Y así poder regresar al mercado financiero internacional, objetivo que se vio frustrado cuando dicha corte dejó firme el fallo a favor de ellos. No obstante tanto el oficialismo, como la oposición política, mediática, y técnica, se cuidan muy bien de informar respecto el enorme botín que se llevó puesto la patria financiera, poniendo en evidencia el enorme poder corruptor que esta tiene sobre esos sectores dirigentes. Que ha consentido que en Argentina se instaure la depredación financiera y la usura institucionalizada, bajo el imperio de la ley de entidades financieras sancionada durante la dictadura militar por Martínez de Hoz, que aún continúa vigente. Cuyas sucesivas crisis desde entonces, le han deparado al país un costo fiscal equivalente a mas del 100 % del PBI, sucesivas hiperinflaciones, una notable caída en el crecimiento del mismo, y un endeudamiento externo fenomenal cuya crisis hoy azota a Argentina. Con el deterioro del Banco Central llevado a límites inimaginables, que hoy se puede calibrar con el ejemplo de que sus hoy reservas serían negativas en u$s 86.000 millones, si se hubiese respetado lo establecido en su carta orgánica del año 1992, por efecto de haberlo usado de caja para el pago de la deuda. Razón por la que se puede decir que Banco Central, Sistema Financiero, Patria Financiera, y Deuda son la misma cosa. Ante ello bien se podría parafrasear respecto la patria financiera buitre argentina, los versos de León Felipe,“vieja zorra avarienta, que tiene parada la historia de Argentina desde hace más de tres décadas, y encadenada su actividad económica genuina”.
adolescentes carenciados, y que los banqueros y financistas se la llevaron puesta en pocas semanas. Obteniendo en menos de un año ganancias como buitres argentinos, del orden del 1.100 %, superando así a los buitres extranjeros. Donde además existen gruesas evidencias de la existencia de tráfico de información privilegiada, ya que en vísperas de la devaluación aparecieron sospechosas operaciones por u$s 1.600 millones. Todo lo cual reportó una enorme emisión de moneda a favor de estos, que fue esterilizada mediante elevar sustancialmente la tasa de interés a su favor, para que los buitres locales consintieran represtársela al Banco Central, con un gravísimo daño a la actividad productiva. Esta habría sido otra prenda de amor otorgada por el gobierno, junto con el pago por las sentencias del CIADI, la generosa indemnización a REPSOL, y el mal arreglo con el Club de Paris, para tratar de obtener un fallo favorable de la Corte Suprema de EEUU respecto los fondos buitres extranjeros. Y así poder regresar al mercado financiero internacional, objetivo que se vio frustrado cuando dicha corte dejó firme el fallo a favor de ellos. No obstante tanto el oficialismo, como la oposición política, mediática, y técnica, se cuidan muy bien de informar respecto el enorme botín que se llevó puesto la patria financiera, poniendo en evidencia el enorme poder corruptor que esta tiene sobre esos sectores dirigentes. Que ha consentido que en Argentina se instaure la depredación financiera y la usura institucionalizada, bajo el imperio de la ley de entidades financieras sancionada durante la dictadura militar por Martínez de Hoz, que aún continúa vigente. Cuyas sucesivas crisis desde entonces, le han deparado al país un costo fiscal equivalente a mas del 100 % del PBI, sucesivas hiperinflaciones, una notable caída en el crecimiento del mismo, y un endeudamiento externo fenomenal cuya crisis hoy azota a Argentina. Con el deterioro del Banco Central llevado a límites inimaginables, que hoy se puede calibrar con el ejemplo de que sus hoy reservas serían negativas en u$s 86.000 millones, si se hubiese respetado lo establecido en su carta orgánica del año 1992, por efecto de haberlo usado de caja para el pago de la deuda. Razón por la que se puede decir que Banco Central, Sistema Financiero, Patria Financiera, y Deuda son la misma cosa. Ante ello bien se podría parafrasear respecto la patria financiera buitre argentina, los versos de León Felipe,“vieja zorra avarienta, que tiene parada la historia de Argentina desde hace más de tres décadas, y encadenada su actividad económica genuina”.
Javier Llorens
Septiembre 2015
Contenido
El “afano” al Banco Central con la devaluación de enero. 3La notable desmejora del Banco Central respecto antes de la devaluación. 6
El descomunal aumento de la cuenta Otros Pasivos para controlar el dólar 7
El eje del vaciamiento del Banco Central, los contratos u opciones a futuro. 9
Las siderales pérdidas del Banco Central con los futuros del dólar 11
El extravió del Banco Central procurando restañar las pérdidas sufridas. 13
Lo que desapareció del Banco Central apareció en el Sistema Financiero. 13
La visión sesgada de la Procuradoría de Criminalidad Económica. 15
¿Mala praxis boba o mala praxis dolosa a favor de la patria financiera?. 17
La complicidad de opositores y oficialistas con los buitres financieros. 19
La explicación “consuelo” del Banco Central para eludir la cuestión. 21
La enorme emisión del Banco Central a favor de los buitres argentinos. 22
La enorme alza en la tasa de interés para contentar a los buitres argentinos. 23
Tráfico de información privilegiada por un monto de u$s 1.600 millones. 25
Una devaluación inútil, que solo reportó beneficios a pocos y daño a muchos. 27
El Banco Central y Sistema Financiero un costosísimo antro de impunidad. 28
Las siderales pérdidas del BCRA según la comisión investigadora de 1990. 29
El tremendo costo fiscal y social de las crisis financieras argentinas. 31
El gran golpe de la patria financiera, Blindaje, Megacanje, y corralito bancario. 32
El vaciamiento sistémico del Banco Central desde el 2002 en adelante. 34
Epílogo, patria o patria financiera. 38
El “afano” al Banco Central con la devaluación de enero
Los rastros del afano en el Banco Central son tan nítidos, que llama la atención que la perspicaz prensa opositora “independiente” no los haya advertido. La que por contrario se ha dedicado a cantar loas respecto el accionar del presidente de ese banco de bancos, Juan Carlos Fábregas. Un hombre proveniente del riñón de la patria financiera, al que la prensa saludó alborozada su designación, pese que evidentemente venía a llevar a cabo esa faena.
Presentándolo por contrario, como es el caso de CLARIN y LA NACION, como un titán luchando contra la borrasca cambiaria, y los caprichos del gobierno, en vez de seguir críticamente su gestión. A la par que, como si se tratara de una cortina de humo, elevaban el escándalo por los affaires del vicepresidente Boudou, a niveles estridentes. Dejando en consecuencia planteado el interrogante si fueron cómplices de esa maniobra, a la que parecen empeñados en desconocer.
Lo cual se corrobora con la nula cobertura periodística brindada a la farsa del juicio penal oral, público, y secreto a Domingo Cavallo que se desarrolla actualmente por el megacanje. En el que no hay cámaras ni periodista inquisitivo alguno que se haya interesado en el mismo, y el público de la audiencia solo está compuesto por Sonia, la esposa de Cavallo, y su secretario privado.
Pero la cobertura brindada a este ex banquero y nefasto personaje de las finanzas, no solo consiste en la no cobertura por parte de la gran prensa de su juicio, sino la simultánea publicación de notas y comentarios del enjuiciado. Como si estuviera lejos de tener carácter de tal, y por contrario se tratara de un ilustre e influyente personaje. Y esta convergencia de finanzas y grandes medios de comunicación tiene una explicación muy simple. Ambos abusan del crédito, unos de sus depositantes, y los otros de sus audiencias, y las grandes estafas de los primeros no se podrían perpetrar ni sostener, sin el auxilio de los segundos.
La inveterada desinformación respecto la cuestión financiera y de la deuda, se hace patente con la actual candidatura para presidente de la Nación de Mauricio Macri. Un directo beneficiario de la estatización de la deuda privada, a través de las empresas Sideco, Sevel, y Banco de Italia, que ha sido cuestionada tanto judicial como moralmente.
Por ello Macri fue el primero que salió a decir que había que obedecer al pie de la letra al juez Griesa, conforme el consejo malandra del viejo Vizcacha, “hacete amigo del juez y no le des de que quejarse, que siempre es bueno tener un palenque ande rascarse”. A la par que habla de instalar un cambio político a lo Disney, con globos, canciones, danzas, y promesas de juventud y felicidad eterna. Como una película para adolescentes, que adolecen de abordar con seriedad la dura realidad de las cosas.
Esa misma gran prensa es la que últimamente se dedicado con sus perspicaces periodistas de investigación esnob -cuyo ejemplo más notable es Jorge Lanata- a exhumar los agudos problemas que padece la Argentina profunda, que vienen desde siempre, presentándolos en forma conmiserativa. En lugar de averiguar las causas profundas de ello, que van mucho más allá de los affaires que atribuyen a Boudou o Baez. Para los que no hay que ir a la Argentina profunda, sino a la City porteña y al domicilio del Banco Central, en Reconquista 266.
Y lo mismo se puede decir de una oposición que boududamente parece obsesionada con este personaje, en lugar -particularmente en el caso del Senado de la Nación- de cumplir con las funciones de supervisión y control que les compete. Y por ello en cada inicio de sesión de este, se dedica a mostrar su indignación y repugnancia por compartir el recinto con Boudou.
Cuando mayor indignación debería provocar al pueblo que sus representantes hayan dejado que se vayan delante de sus mismas narices, en pocas semanas, una cifra equivalente a todos los subsidios otorgados por la AUH (Asignación Universal por Hijo). Que actualmente llega a 3,5 millones de niños, y 1,8 millones de adultos en situación de carestía extrema.
En los gráficos adjuntos, elaborado en base a los balancetes semanales publicados por el Banco Central, se visualiza los cambios de naturaleza sísmica que registraron las grandes cuentas del Banco Central entre las primeras semanas de enero, y las últimas semanas de marzo. Pudiéndose decir al respecto como Alberto Arenas en el tango “A luz del candil”,“las pruebas de la infamia las traigo en la maleta: las trenzas de mi china y el corazón de él”.
Las que en este crimen, serían la evolución del Patrimonio Neto y la cuenta Otros Pasivos del Banco Central, que se ven reflejados en el gráfico de la izquierda. A la par que en el gráfico de la derecha, se reflejan a los fines comparativos, el Pasivo y Activo del mismo, cuya diferencia origina el Patrimonio Neto. Y la Base Monetaria que refleja a su vez la cantidad de moneda circulante.
Se observa en el primero que entre el 31 de diciembre y el 31 de enero, como consecuencia de la macro devaluación que se registró en ese periodo, en la que el dólar pasó de $ 6,5 a $8,0 (aumento del 23 %) el Patrimonio Neto del Banco Central saltó de $ 106 mil millones, a $ 185 mil millones. O sea un formidable aumento del 73 % en el curso del mes, con un incremento de $ 79 mil millones, equivalente casi a u$s 10.000 millones.
Ello fue consecuencia de que, por efecto de los revalorizados activos en divisas, el Activo del Banco Central pasó de $ 723 mil millones, a $ 824 mil millones, con un incremento de $ 101 mil millones. Lo cual ante un crecimiento mucho menor del Pasivo, por una menor proporción de deudas en dólares del mismo, determinó el sustancial crecimiento del Patrimonio Neto.
No obstante como se puede ver en el gráfico, este súbito crecimiento patrimonial se derrumbó estrepitosamente a fines del mes subsiguiente, en solo una semana, entre el 23 y 31 de marzo, a niveles similares a los de principios de enero, en vísperas de la devaluación. Siendo el motivo sustancial de esto, el notable crecimiento que se registró simultáneamente en la cuenta Otros Pasivos del Banco Central. Que de un nivel de $14 mil millones, saltó en una semana a $ 77 mil millones.
Lo cual a su vez ahora se ve reflejado en el Pasivo, que pegó un salto de $ 631 mil millones, a $ 741 mil millones, o sea un incremento de $ 110 millones. Mientras que ahora es el Activo el que crece mucho mas moderadamente, al pasar de $ 814 mil millones a $ 851 mil millones, o sea un incremento de solo $ 37 mil millones. Y a la par curiosamente se observa que la Base Monetaria no solo no creció, sino que descendió en el periodo.
No hubo ninguna explicación oficial por este colapso del Patrimonio Neto del Banco Central acaecido en solo una semana, respecto el cual en cualquier país serio del mundo la oposición habría exigido airadas explicaciones. La única información oficiosa la suministró El Cronista, medio notablemente vinculado a las finanzas y negocios, con una nota con título El Banco Central le transferirá al Tesoro $ 80.000 millones de utilidades este año (9/4/14).
Cuyo antetítulo y copete decían; “El último dato del balance de la entidad mostró una caída de $ 79.000 millones en el patrimonio. Son utilidades de 2013, producto de la devaluación del peso. El Banco Central le transferirá al Tesoro $ 80.000 millones de utilidades este año” . A su vez su texto explicaba:
“El Banco Central separó casi $ 80.000 millones correspondientes a utilidades obtenidas durante el año pasado que irá transfiriendo al Tesoro a lo largo de este año. Con la publicación del último balance del BCRA, ayer se supo además que la entidad planea transferir unos $ 79.000 millones de utilidades obtenidas durante el ejercicio del año pasado para ayudar al Tesoro a cerrar el bache fiscal. En 2013, el BCRA transfirió utilidades por $ 34.800 millones, menos de la mitad de lo que moverá este año. La explicación del aumento en las utilidades está dada, más que nada, por la aceleración en el ritmo de devaluación que se vio el año pasado en comparación con 2012. Mientras que en 2013 el dólar subió 32%, el año previo había ganado sólo 14%.
“Los activos del BCRA nominados en moneda extranjera ganan valor cada vez que el peso se deprecia. Entre esos activos figuran las reservas de la autoridad monetaria, pero también las Letras Intransferibles” que el Tesoro le ha colocado a la entidad a cambio de las reservas que usa para pagar deuda. Esos papeles sin valor de mercado alguno suben de precio en pesos con cada aumento del dólar y le permiten al BCRA computar ganancias puramente contables con la que después puede financiar al sector público sin trabas de ningún tipo.”
Y equívocamente agregaba: “Según fuentes del BCRA, el movimiento contable que consiste en sacar las utilidades del pasivo es normal en esta parte del año (a pesar de que el balance de 2013, que calcula el nivel de utilidades oficial, no se conocerá hasta mitad de año). Según explicaron voceros de la entidad, el Tesoro todavía no recibió un sólo peso. Van a ir siendo movilizados, como cada año, en coordinación con el Ministerio de Economía”.
Explicación que no es cierta, dado que con solo fijarse en los balancetes mensuales que publica el Banco Central, nunca anteriormente hizo esta quita preventiva de supuestas utilidades de un ejercicio, a principios del siguiente. Sino como se evidencia en ellos, las iba girando a medida que iba obteniendo utilidades en el año siguiente, para que no se registraran sobresaltos en el Patrimonio Neto.
Y menos aún sin haber aprobado previamente sus balances anuales, y dispuesto la disponibilidad de sus utilidades, lo que generalmente el directorio suele hacer a mitad de año. Además en todo caso, el importe a esos efectos debería haber pasado a la cuenta Previsiones, en la que no se registraron variaciones, y no a Otros Pasivos.
La nota apuntaba al respecto que “el economista Patricio Merlani, asesor del ex presidente del BCRA, Alfonso Prat Gay, alertó sobre el tamaño de las transferencias. “Para mi había formas un poco más prolijas, no había necesidad de llevarse $ 80.000 millones de utilidades de una sola vez y mostrar tan rápido las cartas de que vas a usar cada peso a tu disposición para sostener al Tesoro, comentó. “La cifra es muy parecida a lo que ganó el BCRA con la devaluación durante el primer trimestre del año, el patrimonio del Central volvió a sus niveles de diciembre, agregó.”
La notable desmejora del Banco Central respecto antes de la devaluación
La evolución de los resultados del Banco Central empeoran aún más, si las cuentas se expresan en dólares al tipo de cambio oficial vigente a cada momento, como se puede ver en los graficos siguientes. En el de la izquierda, se aprecia que entre el 15 y 31 de enero por efectos de la devaluación, el Patrimonio neto aumento u$s 5.389 millones (de u$s 17.669 a u$s 23.058 millones) o sea un 30 %.
Mientras que el Activo según se puede ver en el gráfico de la derecha, cayó u$s 5.559 millones (de u$s 108.321 a u$s 102.762) o sea un 5 %. A la par que el Pasivo caía casi el doble, u$s 10.947 millones (de u$s 90.652 a u$s 79.705 millones). Y Otros Pasivos que mantenía un nivel no significativo, caía un 25 % al disminuir 548 millones.
Pero este cuadro se revierte con creces en el periodo que media entre el 15 de marzo y el 31 de marzo, al caer el Patrimonio Neto nada menos que u$s 9.957 millones (de u$s 23.666 a u$s 13.709 millones) o sea menos 42 %. A la par que el Activo se incrementaba u$s 3.212 millones (de u$s 103.112 a u$s 106.324) o sea solo un 3 %. Mientras que el Pasivo saltaba en u$s 13.172 millones (de u$s 79.443 a u$s 92.616 millones) o sea mas un 17 %. Y Otros Pasivos brincaba en u$s 7.778 millones (de u$s 1.777 a u$s 9.557) o sea mas un 438 %.
Si el cotejo se hace entre el 15 de enero y el 31 de marzo, el resultado es aun mas calamitoso, mostrando que la devaluación de enero resultó ser absolutamente inconvenientepara los intereses del Banco Central. Ya que su Patrimonio Neto disminuyó u$s 3.961 millones en relación a enero, con una caída neta del 22 %. Mientras que su Activo cayó en u$s 1.997 millones, o sea menos un 2 %. A la par que su Pasivo se incrementó en u$s 1.964 millones, o sea mas un 2 %. Y Otros Pasivos saltaban hacia arriba u$s 7.319 millones, o sea mas un 327 %.
En síntesis, tras la devaluación de enero el Banco Central aumento su Patrimonio Neto en u$s 5.997 millones, por efecto de sus ganancias por la diferencia de cambio. Y a fines de marzo, perdió de un saque u$s 9.957 millones. Lo cual hizo que la relación del Pasivo respecto el Patrimonio Neto pasara de 5,1 veces a principio de enero, a 3,5 veces a fines de enero y febrero, para rebotar a 6,8 veces a fines de marzo. Lo que muestra elocuentemente la desmejora del balance del Banco Central, en relación a la posición en que se encontraba en vísperas a la devaluación de enero, y abre el interrogante de cual fue realmente el motivo que la impulsó.
El descomunal aumento de la cuenta Otros Pasivos para controlar el dólar
La cuenta Otros Pasivos del Banco Central, que revela ser el eje de la cuestión, está integrada sustancialmente, según las notas de sus balances, por los “Fondos Rotatorios y Otras Obligaciones en moneda extranjera”. Los primeros son los resultantes de “operaciones derivadas de convenios internacionales celebrados con organismos multilaterales u oficiales extranjeros, bancos centrales o entes de los cuales sólo el B.C.R.A. puede ser prestatario por sí o por cuenta del Tesoro Nacional como Agente Financiero de la República”.
Este rubro, ante el sustancial aumento que registro esa cuenta, supondría un masivo endeudamiento externo, del que ni el Banco Central ni el gobierno han dado cuenta. El que por otra debería verse reflejado también en su Activo, sin alterar por ende el Patrimonio Neto.
Por su parte las “Otras Obligaciones en Moneda Extranjera”, son las provenientes del financiamiento “de instituciones financieras del exterior y de otros organismos, concertadas por este B.C.R.A. en función de sus estrategias de política monetaria”. Lo cual lleva a la deducción que allí se contabilizarían los resultados de las operaciones en divisas a futuro, efectuadas por el Banco Central en el Mercado a Término de Rosario, conocido como ROFEX, y en el OCT - MAE.
El primero es parte integrante de la Bolsa de Comercio de Rosario, y lidera el mercado de opciones y futuros en Argentina, con alrededor del 50 % del mercado de derivados financieros, al ser el único que cuenta con una casa compensadora de futuros y Opciones (Argentina Clearing SA) autorizada a funcionar por la CNV (Comisión Nacional de Valores). El cual opera vinculado con el OCT - MAE, Operaciones Compensadas a Término del Mercado Abierto Electrónico, que detenta el otro 50 % del mercado de derivados financieros.
El Banco Central habría centrado su accionar en esos mercados a futuro, a los efectos de tratar de regular y orientar los valores futuros del dólar, como complemento de su estrategia monetaria, siendo por ello un actor principalísimo en el nivel de sus cotizaciones a futuro, registradas diariamente. Operando como vendedor call, o sea con la obligación de vender dólares a un precio futuro determinado. Que al llegar la fecha indicada, se liquidan con la entrega de pesos por la diferencia entre la cotización real del día, y el precio previamente pactado.
Compromiso que el Banco Central asumía ante los banqueros, para que estos renovaran las letras y notas que este emitía con una baja tasa de interés en relación con la inflación reinante. Las que en consecuencia gozaban como contrapartida con un seguro de cambio, parecidos a los ideados por Domingo Cavallo en la década perdida de los `80, que les aseguraba un precio del dólar para la fecha de vencimiento de las letras. Para que así los banqueros salieran gananciosos entre el arbitraje de las tasas de las letras y notas en pesos, y la tasa de devaluación del dólar.
Las ganancias que puede deparar este mercado en pocos meses, en el marco de la inestabilidad del precio del dólar que soporta actualmente Argentina, supera largamente a la de los fondos buitres extranjeros, que han tardado décadas para obtener ganancias parecidas. Una operación a futuro por un “contrato” comprador de u$s 1.000 en el ROFEX, con una prima del 3 %, y un tipo de cambio futuro de $ 6, tenía un costo en pesos de $ 180.
Y a su vencimiento si el dólar se disparó a $ 8 como sucedió en enero pasado, ello reportó una diferencia de $ 2 por dólar, o sea $ 2.000 por un contrato de u$s 1.000. Lo que representa una ganancia sobre los $ 180 invertidos inicialmente del 1.100 %, concretada en mucho menos de un año. Y se considera que solo en el Rofex existían contratos a futuros por u$s 50.000 millones al año, una diferencia de solo $ 2 a título de ejemplo, representa nada menos que una suma de nada menos que $ 100.000 millones. Y otras tantas apuestas existían en el OCT MAE, por lo que se estaría hablando de cifras potenciales en juego de u$s 25.000 millones al dólar oficial
Se trata en consecuencia de un explosivo seguro, que a cambio de una modesta prima, cubre al que lo toma de un cuantioso siniestro. Mediante obtener del vendedor del contrato a futuro, la diferencia en pesos existente entre el valor del dólar oficial de esa fecha, y el pactado previamente. Siniestro cuya alta probabilidad de ocurrencia era ostensible, a medida que se profundizaba la impotencia por parte del Banco Central para fijar el valor del dólar, tras la instalación del “corralito cambiario”. Que se ponía de manifiesto por la brecha en constante aumento que se registraba entre el valor del dólar oficial fijado por el Banco Central; y las restantes alternativas que comenzaron a existir en plaza al respecto, lideradas por el dólar “blue”.
En la cuenta Otros Pasivos también se incluyen Obligaciones con el Gobierno Nacional, correspondiente al Programa Global de Crédito a la Micro, Pequeña y Mediana Empresa, nutrido con fondos del BID. Los fondos destinados a los servicios de Préstamos Garantizados. Las obligaciones por suscripción de BODEN. Y el rubro Diversos por cancelación de créditos con BOCON, y partidas pendientes de imputación definitiva.
Lo cual habría llevado a algunos a interpretar, que a esta cuenta se habrían transferido precipitadamente las utilidades contables del Banco Central obtenidas en el ejercicio del 2013, por un monto de $ 78.418 millones. Cifra que a su vez curiosamente coincide con los $ 79 mil millones ganados con la devaluación de enero, que luego desaparecieron.
Quedando disimuladas así en una ambigua laguna, las enormes pérdidas que habría tenido el Banco Central en sus operaciones a futuro en el mercado de divisas como consecuencia de la devaluación de enero 2014. Las que en el ejercicio del 2013, representaban ya $ 6.343 millones, o sea una cifra del orden de mil millones de dólares con el cambio de fines de año.
El eje del vaciamiento del Banco Central, los contratos u opciones a futuro
El análisis de la evolución de los contratos a futuro respecto el dólar en el ROFEX, cuya estadísticas permiten hacer una análisis histórico (que no lo facilitan las estadísticas del OCT MAE, pero cuyas cotizaciones generalmente se hallan al mismo nivel) arrojan resultados que evidencian que el Banco Central se “pasó de rosca”, con esas operaciones tendientes a controlar la tasa de interés y flotación del tipo de cambio.
Generando en consecuencia una situación que parece haber sido aprovechada a fondo por los buitres o tiburones financieros de la City, que olieron carroña, o sangre, y fueron por su presa. Al punto tal de haber sido los únicos beneficiados con la devaluación de enero, que por contrario causo graves daños a los sectores de la economía real, integrada por empresas no financieras y familias.
En el gráfico adjunto basado en una matriz obtenida de las estadísticas del ROFEX, se ha procurado mostrar la perversa dinámica existente en ese mercado. En él aparece reflejado en el eje derecho el volumen negociado en cada mes como áreas, y a término en la posición de cada mes en columnas. Y estas a su vez en color rojo, las posiciones a término negociadas hasta enero 14 en que se produjo la devaluación; y en verde las negociadas con posterioridad.
A su vez mediante las líneas reflejadas en el eje izquierdo, se visualiza la diferencia existente entre el dólar oficial, y el dólar negociado a futuro a su vencimiento en cada mes. Tanto respecto la cotización mínima futura pactada para esa fecha (trazo continuo) que implica la máxima diferencia a pagar por el vendedor del fututo, o sea generalmente el Banco Central. Como respecto el promedio ponderado de todos los contratos futuros asumidos en distintas fechas, que vencían en ese mes (trazo discontinuo).
Se observa que en el año 2011, antes de la instauración del corralito, se desata una ola especulativa, que se ve reflejada en los altos volúmenes negociados cada mes y a término, que trepan a promedios mensuales de entre u$s 5.000 y u$s 7.000 millones. Con un volumen total de contratos negociados a lo largo del año por u$s 53.000 millones, y vencimientos a término por u$s 41.749 millones.
Se aprecia además que en ese año casi no existen desvíos entre el dólar oficial y el pactado a término a la misma fecha. Existiendo incluso una mínima diferencia negativa si en vez de la cotización mínima pactada, se toma el promedio ponderado por volumen de ellas. Lo cual arroja un monto de diferencias a soportar sustancialmente por el Banco Central, de entre más $ 249 millones si se toma la cotización mínima, o sea de pérdida para el Banco Central. Y menos $ 412 millones, o sea ganancias para el Banco Central, si se toma el promedio ponderado. De tal forma el Banco Central, siendo el principal vendedor de esos dólares futuros, declaró haber tenido ese año ganancias en dicho mercado, por $ 32 millones.
Las cosas comienzan a evidenciar un cambio en el 2012 , ya que a mediados de año, a la par que lo negociado mensualmente y a término disminuyen sus volúmenes, se advierte que comienzan a haber diferencias entre la cotización mínima pactada a futuro, y el dólar oficial correspondiente a esa fecha. Lo cual se ve reflejado en el apartamiento del nivel cero del eje de la derecha por parte de esas líneas, sobre todo la correspondiente al precio mínimo pactado.
En concreto ese año se negociaron en el ROFEX un volumen de contratos por u$s 50.356 millones, con vencimiento a término por u$s 56.848 millones. Que habría originado una diferencia en sus montos de entre más $ 2.916 millones, si se toma el precio mínimo. Y de menos u$s 827 millones si se toma el promedio ponderado. Por su parte el Banco Central declaró ese año haber tenido una pérdida en ese mercado por $ 230 millones.
Los desajustes que se insinúan en el 2012, llegan a un pico a principios del 2013 si se considera el precio mínimo. Sin embargo el promedio ponderado de los precios pactados a término, se mantienen cercanos al nivel cero. O sea que se corresponden con el precio del dólar oficial a su vencimiento. No obstante las cosas parecen aplacarse hacia mediados del 2013, a la par de que la Presidenta declaraba enfáticamente a principios de mayo, que no pensaba devaluar.
“Van a tener que esperar a otro Gobierno… Por lo menos, mientras yo sea presidenta, los que pretendan ganar plata a costa de devaluaciones que tenga que pagar el pueblo van a tener que esperar otro gobierno. No con nosotros, no con nosotros, no con nosotros", advirtió la mandataria. En contrapartida, aseveró que su gobierno lleva adelante "un modelo que privilegia la producción y la industrialización porque genera trabajo". Y aclaró:
"No se trata solamente de una cuestión de sensibilidad social, ni nada… sino "simplemente de inteligencia y de lectura correcta de lo que ha pasado en los últimos 50 años con los procesos devaluatorios recomendados e impulsados por el FMI. Había todo un sistema. Como dependíamos del FMI por los créditos que teníamos, aparecía como una recomendación del FMI, pero al Fondo iban los correveidile de la Argentina a decirle lo que teníamos que hacer. Era como una calesita, se subían acá, daban toda la vuelta, llegaban allá con el caballito al Fondo, y después venía el Fondo con discurso propio, entre comillas, y nos decía a los argentinos que teníamos que hacer…”
“En realidad nos decía, lo que quería un grupo así de chiquitito de argentinos que durante 50 años lucraron y mucho realmente con el hambre, la miseria, y la desindustrialización del país… lo más gracioso de todo es que los que tenían la culpa de las cosas que pasaban eran los políticos, por eso los cambiaban, que seguían haciendo lo que querían los sectores económicos, y la política seguía pagando los costos de la política económica impulsada por ellos… Ese es el cuentito de Argentina".
A principios de septiembre Cristina Kirchner reiteró a empresarios que "no iba a devaluar", y ratificó la continuidad de "la política económica" mientras estuviera a cargo del gobierno. Así lo hizo saber el titular de la CAME, Osvaldo Cornide. "La Presidenta es totalmente contraria a la devaluación. Ella señaló que mientras sea Presidente no va a cambiar esta política económica". Y aseguró que la jefa de Estado advirtió de esta decisión "expresa y reiteradamente".
Las siderales pérdidas del Banco Central con los futuros del dólar
No obstante sus palabras no parecen haber despertado gran confianza en los buitres y tiburones de la City, ya que a partir de allí comenzaron a aumentar sustancialmente el volumen de contratos contraídos mensualmente, que vuelven a trepar entre los u$s 6.000 y 7.000 millones. Lo que se refleja también en los contratos mensuales a término.
A la par la diferencia entre el dólar oficial y a término a su vencimiento, tanto respecto el precio mínimo como el promedio ponderado, comienza a incrementarse nuevamente, insinuando así la crisis del sistema. Que explicaría él porque del súbito reemplazo a mediados de noviembre en la presidencia del Banco Central, de Mercedes Marcó del Pont por Juan Carlos Fábregas.
Según surge del gráfico, tanto la diferencia respecto el precio mínimo y el promedio ponderado deja nuevamente de estar en niveles cercanos a cero, y de esa manera llega a un pico en diciembre del 2013, en donde la diferencia trepa a entre 0,35 y 0,55 pesos por dólar. Lo que representa que por un contrato de u$s 1.000 en el ROFEX, el vendedor o sea el Banco Central tenía que ponerse con entre 350 y 550 pesos.
En concreto en el 2013 se negoció en el ROFEX un volumen de contratos por u$s 50.461 millones, con un volumen a término por u$s 45.129 millones, arrojando un monto de diferencia con respecto el precio pactado, de entre $ 7.895 millones si se toma el precio mínimo, y $ 3.034 millones si se toma el precio promedio ponderado. Por su parte poniendo en evidencia la crisis que sobrevenía, el Banco Central declaró ese año una pérdida en ese mercado de $ 6.343 millones.
Empero las cosas se agravaron sustancialmente en enero, ya que por la abrupta macro devaluación concretada o consentida por el Banco Central, la diferencia a ponerse según surge del gráfico, oscilaba entre 1,6 y 1,9 pesos por dólar. Según se considere el precio promedio ponderado, o el precio mínimo pactado en el contrato a futuro para ese mes. Lo cual representa que el vendedor de esos contratos, o sea sustancialmente el Banco Central, tuvo que ponerse solo en ese mes con $ 8.084 millones si se toma el precio mínimo. O$ 6.657 millones si se toma el precio promedio ponderado. Y solo en relación al ROFEX.
Al respecto, a principios de febrero EL CRONISTA fue el único diario que publicó en un reducida nota, con título La devaluación de enero le costó al Central unos $ 12.000 millones en futuros, el análisis hecho por la consultora Empiria, donde decía: “La devaluación del peso del 23% en el mes de enero, luego de varios meses de acelerado deslizamiento del dólar oficial, obligó al Banco Central (BCRA) a emitir unos $ 12.000 millones para pagar contratos a futuro que había pactado a tipos de cambio mucho menores a los que finalmente se concretaron.”
“Desde mediados de noviembre hasta fines de enero, el BCRA emitió casi $ 12.000 millones por la reposición de márgenes (pérdidas) que tuvo en la gran cantidad de contratos que había perdido”, calculó Empiria Consultores. La entidad conducida por Fábrega esterilizó $ 29.500 millones a través de Lebac y Nobac en lo que va del año, en un esfuerzo por limitar el impacto monetario de estos pagos y limitó al 10% del patrimonio la posición en futuros de bancos.” Y aclaraba:
“La enorme factura que debió pagar Juan Carlos Fábrega se distribuyó entre noviembre y enero, y explica buena parte de las ganancias de los bancos en los últimos meses además de ayudar a entender el por qué del límite que se impuso a las entidades financieras para operar esos contratos. El BCRA es el principal oferente de contratos futuros de dólar contra peso en el mercado local y, durante años, utilizó esa plaza para desinflar expectativas de devaluación. La estrategia de ofrecer contratos baratos (es decir, pactar los acuerdos a tipos de cambio por debajo de las expectativas del mercado) le salió cara durante la fuerte depreciación que sufrió el peso en los últimos tres meses.
Si el análisis se extiende a todo el saldo de las posiciones negociadas a futuro hasta enero 14, que en sustancia se extienden hasta el mes de julio, ello representa un volumen de contratos a término por u$s 18.443 millones. Y el monto de la diferencia trepa a $ 28.935 millones si se toma el precio mínimo, y $ 17.731 millones, si se toma el precio promedio ponderado.
Si una extrapola estas cifras, conforme el resultado obtenido el año anterior por parte del BCRA, respecto los márgenes del precio mínimo y el promedio ponderado antes reseñado, arroja que el Banco Central habría tenido pérdidas como mínimo a principios de este año, del orden de los $ 23.247 millones. Contando solo sus operaciones en el ROFEX, y sin tener en cuenta las del OCT MAE, que representarían otro tanto.
Como balance general del periodo que media entre principios del 2011 y mediados del 2014, en el ROFEX se realizaron apuestas a dólar futuro por u$s 191 mil millones, con un volumen a término por u$s 162 mil millones, y monto de diferencias de $ 39 mil millones, si se considera la apuesta a precio mínimo; y $ 20 mil millones, si se considera la apuesta promedio ponderada. Lo cual le habría reportado perdidas efectivas al Banco Central solamente en el ROFEX, del orden de los $ 30 mil millones, y presumiblemente otro tanto en el OCT MAE.
El extravió del Banco Central procurando restañar las pérdidas sufridas
Por contrario, si el análisis se efectúa en relación a lo ocurrido tras la devaluación de enero, las cosas cambian notablemente. Por un lado se advierte visualmente en el gráfico, una continua caída de las posiciones a término, habiéndose negociado ínterin un volumen de contratos por u$s 38.356 millones. Con posiciones hasta fines del 2014 por u$s 33.272 millones, y posiciones vencidas hasta agosto 14 por u$s 22.799 millones.
Por otro lado también se observa que a partir de allí, a la inversa de la situación anterior, las posiciones a término a su vencimiento, resultan ser más elevadas que la cotización del dólar oficial a esa misma fecha. En el orden de entre los 30 y 20 ctvs, ya sea con el precio mínimo, o con el promedio ponderado, conforme se puede observar en las líneas inferiores por debajo del nivel de diferencia cero que aparece en este periodo.
Esto pone en evidencia que el Banco Central habría estado tratando de recuperar las inmensas pérdidas soportadas previamente, mediante prometer contratos a futuro calculados con una tasa de devaluación del 30 % anual, y llevar al mismo tiempo la devaluación a un ritmo, al menos hasta fines de agosto, del 10 % anual. Esto le habría permitido recuperar tentativamente pérdidas entre marzo y agosto, entre $ 2.780 millones y $ 4.592 millones, según se considere el precio promedio ponderado, o el precio mínimo pactado previamente.
De tal manera una extrapolación de esa conducta devaluatoria del 10 % anual, le permitiría al Banco Central recuperar tentativamente hasta agosto del 2015, entre $ 11 mil millones y $ 16 mil millones, a los efectos de tratar de paliar las siderales pérdidas soportadas previamente. Pero claro, siempre y cuando aparezcan compradores a futuro, dispuestos a aceptar que el Banco Central siga operando simultáneamente como jugador y árbitro tramposo. Lo que además de las limitaciones que impuso a las entidades financieras el Banco Central que se verán seguidamente, explicaría la merma de contratos que se observan a partir de julio de este año.
Siempre y cuando el Banco Central, ya totalmente extraviado de su verdadera misión, pueda seguir proyectando una tasa de devaluación, y por ende de inflación, del 30 % anual, para concretar una devaluación real del dólar oficial de solo el 10 % anual, tal como hizo absurdamente entre febrero y agosto de este año. Operando no ya como un regulador del mercado, sino como un jugador enconado por las enormes pérdidas que tuvo que soportar, y trata a toda costa de ocultar.
Lo que desapareció del Banco Central apareció en el Sistema Financiero
Como contrapartida de la pérdida del equivalente a u$s 9.957 millones en el Patrimonio Neto del Banco Central a posteriori de la devaluación, se registró en el sistema financiero una mejora en la misma proporción. La que, como dicen los norteamericanos, indica claramente quién fue el tonto en el negocio. Y en consecuencia quien fue el vivo que se llevó puesta los beneficios de la devaluación.
En el gráfico adjunto se muestra la evolución del Activo y Patrimonio Neto del Sistema Financiero, donde se visualiza su rauda evolución a lo largo del 2013, para llegar a su coronación a principios del 2014. En un marco de crecientes dificultades para el sector real de la economía, empresas y familias, que por contrario se agravaron sustancialmente a principios del 2014.
Se observa en él que a lo largo del 2013, el Activo del Sistema Financiero aumenta entre diciembre y junio en $ 76.000 millones, pasando de $ 790 a 866 mil millones. Pero entre ese mes y diciembre del 2013, el aumento del Activo casi se duplicó, trepando a un monto de $ 139.000 millones, al pasar de $ 866 a 1.005 mil millones. A la par del agravamiento de las dificultades en el mercado cambiario antes reseñado, combinado con las promesas presidenciales de no devaluar bruscamente.
Pero en enero del 2014, el ritmo de crecimiento del Activo pega un notable respingo, ya que trepa en un mes a u$s 60.000 millones, al pasar de 1.005 a 1.065 mil millones. Y pega un nuevo respingo en marzo, cuando llega a $ 1.100 millones, o sea un aumento desde diciembre de $ 95.000 mil millones. Equivalente a u$s 11.880 millones con él dólar oficial, monto que supera el equivalente a los u$s 10.000 millones evaporados del Banco Central. Lo que permite deducir adonde realmente habrían ido a parar los recursos de este.
Por otro lado, tal como se ve en el gráfico, el Patrimonio Neto del Sistema Financiero tuvo una tendencia parecida, ya que en el primer semestre del 2013 registró un aumento de $ 12.214 millones, y en el segundo semestre el aumento trepó a $ 18.654 millones. Pero solo en los primeros cuatro meses del 2014, logró igualar esa incremento, con otros $ 18.210 millones.
El cual no obstante registra su crecimiento sustancial en el mes de enero, con $ 10.650 solo en ese mes, seguido por el mes de febrero ($ 2.965) marzo ($ 2.756) y abril ($ 1.839). Correspondiendo a los 10 Primeros Bancos Privados, un 50 % de las cifras antes reseñadas, referidas tanto a los incrementos del Activo como del Patrimonio Neto. A la par que el circuito real de la economía se hundía en un súbito parate, con todas las consecuencias económico sociales que ello trajo aparejado.
La visión sesgada de la Procuradoría de Criminalidad Económica
En junio pasado la PROCELAC (Procuradoría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos) representada por el fiscal en lo Penal Económico Emilio Guerberoff, y el fiscal General a cargo de la PROCELAC Carlos Gonella, en base a un informe elaborado por el área de Fraude Económico y Bancario dirigida por Pedro Biscay, efectuó la ampliación de una denuncia previa formulada por la misma PROCELAC ante el fuero Penal Económico, que había recaído en el Juzgado Penal Económico N°7, a cargo de Juan Pedro Galván Greenway.
En ella requirieron la investigación de los directivos locales de los bancos de Galicia, HSBC, Citibank, BBVA Banco Francés, BNP Paribas, JP MORGAN Chase Bank, Banco de la Provincia de Córdoba, y la petrolera Shell, por haber propiciado la corrida cambiaria del 23 de enero pasado. A quienes imputaron actuar en "coalición" concretando"operaciones especulativas en los mercados de cambios de divisas generando una alza de la cotización del dólar con el propósito de provocar la devaluación del tipo de cambio".
Según la PROCELAC, en esa ocasión actuaron como compradores el Banco de Galicia, HSBC, Citibank, y BBVA Banco Francés, mientras que como vendedores intervinieron el Banco de Córdoba, BNP, y JP Morgan. Gonella y Biscay describieron que el comportamiento de esas entidades fue colusivo, con el objeto de desestabilizar el orden económico. Imputándoles por ende a esos directivos bancarios y de Shell, el delito de actuar contra el orden financiero y económico previsto en el artículo 309 del Código Penal.
Que sanciona con prisión de uno a cuatro años, o multa equivalente al monto de la operación, e inhabilitación de hasta cinco años, a quien “realizare transacciones u operaciones que hicieren subir, mantener o bajar el precio de valores negociables u otros instrumentos financieros, valiéndose de noticias falsas, negociaciones fingidas o colocación entre los principales tenedores de la especie con el fin de producir la apariencia de mayor liquidez o de negociarla a un determinado precio”.
La PROCELAC remarcó la necesidad del juzgamiento de este tipo de conductas, dado que de la protección del orden económico "depende la situación económica y social de todos los que habitan el suelo argentino, millones de personas que lejos están de obtener los réditos económicos obtenidos por los grandes operadores financieros del mercado". Achacándole a esas maniobras el haber tenido "un impacto directo sobre el sistema financiero y, por su intermedio, en la determinación de los precios del resto de la economía".En un contexto de "no liquidación de la totalidad de la cosecha por parte del sector agropecuario y fuga de capitales", situaciones que generaron una falta de divisas al mercado.
Ganancia exorbitante
La PROCELAC en base al Informe sobre Bancos de enero de 2014 elaborado por el Banco central, señaló que en ese período las entidades financieras obtuvieron ganancias un 2.180 % mayores a las de igual mes de 2013, en concepto de "diferencia de cotización". Ganaron $ 9.737 millones en enero de este año, contra $ 427 millones del mismo mes del año anterior. Por lo que la ganancia obtenida en enero de 2014, representaba el 87 % de toda la obtenida a lo largo del 2013. En este escenario, el Citibank se habría alzado con $ 733 millones, seguido por el BBVA Francés con $ 548 millones; el HSBC con $ 356 millones; el BNP Paribas, con $ 198 millones; el JP Morgan, con $ 92 millones; el Banco de Galicia, con $ 51 millones; y el Banco de Córdoba, con $ 50 millones.
Aumentar la brecha
El análisis de PROCELAC revela que el jueves 23 de enero se produjo un "alza drástica" en el precio de la divisa que alcanzó al finalizar la jornada los $0,61 en el mercado mayorista. Apuntando que la cifra contrastaba notablemente con las leves modificaciones registradas el lunes 20 ($0,026) el martes 21 ($0,05) y el miércoles 22 ($0,25). Al respecto la PROCELAC resaltó 17 operaciones realizadas en esa fecha en el mercado mayorista, que modificaron la cotización del dólar, algunas de ellas inusuales, de entre 500 mil y 23 millones de dólares.
Todas fueron realizadas entre las 11:20 de la mañana y tres segundos antes de las 15:00, hora de cierre del mercado. La primera operación inusual ocurrió a las 12:18, cuando uno de los bancos compró 1 millón de dólares a otra entidad a una cotización de $ 8. Esa compra fue consolidada por otras operaciones millonarias concretadas por otros bancos en cuestión de segundos. A las 12:26, se ofreció $ 8,25 en una compra de dólares 500 mil, y dos minutos después, se vendió 1 millón a $ 8,30 por dólar. Y un minuto más tarde se pagó $ 8,40 por dólar, en otra compra de 1 millón. A esa altura, durante la mañana el aumento registraba un porcentaje acumulado del 16,81 %.
A las 12:30, el Banco Central intervino en el mercado vendiendo 4 millones a $ 8. Pero cuatro minutos después, uno de los bancos denunciados reinició las operaciones especulativas, con una compra de 1 millón a $ 8,4 a otro de los banco acusados de vender la divisa. Al mismo tiempo, se concretó otra operación por 5 millones de dólares a $ 8,5 y, para ese entonces, el porcentaje acumulado durante el día era del 18,21 %. El BCRA, entonces, volvió a intervenir y vendió 23 millones de dólares a $ 8 pesos entre las 12:36 y 12:40. Y se convirtió así en el operador que durante esa jornada, ofreció más dólares en el mercado con 60,2 % del total comercializado.
A ello, se sumó según los fiscales, las “llamativas operaciones realizadas en el mercado minorista por la petrolera Shell y el HSBC por volúmenes y precio de cotización exorbitantes". En esa jornada, el HSBC concretó tres operaciones de venta de dólares a Shell por más de 4,5 millones de dólares, a una cotización de 8,70, cuando el día anterior había cerrado la cotización a 7,12.
Para la Procelac, las operaciones realizadas por los Bancos de Galicia, Córdoba, JP Morgan, Citibank, BBVA, HSBC y BNP Parivas "reflejaron un comportamiento anormal que no guarda correspondencia con la evolución que presentaba el mercado mayorista de divisas en el correr de la semana ni tampoco al inicio de la jornada". Esto se reflejó en el cambio del promedio diario de operaciones en divisas. Hasta el 23 de enero el promedio era de u$s 184,5 millones, mientras que ese día la cifra se fue a más de u$s 242 millones.
"Golpe de mercado"
La conducta de las entidades financieras de aquél 23 de enero, se denomina "corrida cambiaria", precisó la Procuraduría. Es decir “una fuga intensa desde una moneda local hacia una divisa que incluye los comportamientos de manada” o “un exceso de demanda de moneda extranjera, real o aparente, motivada o no motivada”. El concepto de "corrida cambiaria" fue establecido por la PROCELAC, en base las declaraciones testimoniales de los economistas Guillermo Wierzba, director del Centro de Economía y Finanzas para el desarrollo de la Argentina (CEFID-AR) y José Pablo Dapena, director del Departamento de Finanzas de la Universidad del CEMA.
La Procuraduría también realizó un análisis conceptual de las maniobras de los bancos y explicó la diferencia entre los comportamientos de manada y colusivos. Mientras los primeros se refieren a la acción de agentes guiados por lo que hacen sus colegas, los segundos se desarrollan en economías con alta concentración como la Argentina, y que por su propio poder son capaces de desestabilizar mercados.
"En el caso que es objeto de esta denuncia se pudo corroborar que las entidades compradoras involucradas en la maniobra son los principales actores del mercado", aseguró la PROCELAC, basándose en el ranking del sistema financiero elaborado por el BCRA. Entre más de cien entidades financieras, el Banco de Galicia, el BBVA Francés, el HSBC, y el Citibank, aparecen entre los primeros diez por patrimonio neto o por cualquier otra variable. Y al respecto la PROCELAC, estableció que en la semana del 20 al 24 de enero esos cuatro bancos "adquirieron un 58,11% de los dólares ofertados, mientras que el restante 41,89% fue comprado por todo el resto de las entidades financieras".
No obstante la PROCELAC no parece haber advertido ni la verdadera dimensión de la maniobra, ni que la colusión alcanzaba al otro lado del mostrador. O sea a las autoridades del Banco Central, que evidentemente actuaron colusivamente de consuno con dichos bancos. No solamente para que lograran el objetivo compartido o consentido, de llevar el tipo de cambio a $ 8 por dólar. Sino también para que se llevaran íntegras las ganancias obtenidas con ello.
¿Mala praxis boba o mala praxis dolosa a favor de la patria financiera?
En el gráfico del acápite “El eje del vaciamiento del BC…” se observa que a partir de mediados de este año, se verifica una notable caída en los volúmenes de los contratos a futuros. Que caen sustancialmente a mediados de año, por debajo de sus niveles históricos.
Lo cual tiene como explicación, las limitaciones que introdujo después de la devaluación el Banco Central, respecto la “Posición global neta en moneda extranjera” por parte de las entidades financieras. La cual conforme la definición del Banco Central, además de los activos en moneda extranjera, incluyen “los contratos de derivados vinculados con esos conceptos y los que contemplen la evolución del tipo de cambio”.
“En la posición global de moneda extranjera se considerará la totalidad de los activos y pasivos por intermediación financiera en moneda extranjera y en títulos en moneda extranjera (por operaciones al contado y a término), incluyendo los contratos de derivados vinculados con esos conceptos y los que contemplen la evolución del tipo de cambio, los rubros que corresponda computar en la Posición General de Cambios, los depósitos en esa moneda en las cuentas abiertas en el Banco Central, como así también, la posición de oro, las Letras del Banco Central de la República Argentina en moneda extranjera, la deuda subordinada en moneda extranjera y los instrumentos representativos de deuda en moneda extranjera.”
Pero recién a principios de febrero, después de la macro devaluación de enero, el Banco Central dispuso limitar a un 30 % de la responsabilidad patrimonial, la posición global neta en moneda extranjera (Comunicación “A” 5.536). Y a fines de febrero, mostrando la importancia de ella, estableció un cargo punitorio de 1,5 veces sobre la tasa de las Lebac, por parte las entidades que excedieran el límite (Comunicación “A” 5550).
Se volvió así al tope dispuesto en marzo del año 2003 (Comunicación “A“ 3.889) que además establecía un cargo punitorio de 2 veces sobre la tasa de las Lebac. Tope que fue quitado insidiosamente en mayo de 2005 por el presidente del Banco Central Martín Redrado, sin poner absurdamente límite alguno a esas tenencias (Comunicación “A“ 4.350). Por lo que bien las entidades podían apostar todo lo querían contra el dólar futuro. Engendrándose de esa manera la bomba de tiempo que estalló ocho años después, a fines del 2013 y principios de 2014.
La que fue facilitada extraordinariamente, como ya se explicó, porque el costo de entrada a esas apuestas contra el dólar es mínimo, y por ende sus beneficios para unos, y pérdida para otros, como es el caso del Banco Central, pueden ser enormísimos. Y además ellas ni siquiera figuran en la integración del Patrimonio Neto, como sería el caso de las tenencias de divisas o títulos en dólares.
El Golden Boy Redrado también es el gran responsable de la enorme fuga de divisas que se produjo en la última década (u$s 90.000 milllones) al liberar a la par las restricciones para el acceso al mercado de cambios, por lo que bien podría detentar el título de Dólar Boy. Pero no obstante integrando actualmente las filas del Frente Renovador de Sergio Massa, se candidatea para salvar una economía aquejada por los males que él personalmente le inoculó.
Ante las penurias existente en el mercado de cambios, recientemente a principios de septiembre, el Banco Central redujo a un 20 % (Comunicación “A” 5.627) dicha posición global en moneda extranjera. Y al respecto la Presidenta Fernández de Kirchner en un discurso público, acusó al Banco Central de filtración de información reservada. Ya que algunos bancos salieron unos días antes a vender preventivamente sus posiciones a otros bancos, que no estaban anoticiados de ello, y luego tuvieron que liquidarlas.
Pero previamente a mediados de marzo, como diciendo ahí está el huevo y no lo pisen, el Banco central le había puesto directamente un límite del 10 % a la posición neta de moneda extranjera a término, con el agregado de que en ella debían computarse también las concertadas con contrapartes vinculadas (Comunicación A 5.563). Revelando de esta manera el agujero por donde se habría vaciado del equivalente de u$s 10.000 millones del Banco Central, que desaparecieron de su Patrimonio Neto, y se ve reflejado en el Activo del Sistema Financiero.
“La posición neta positiva de moneda extranjera a término no podrá superar el 10% de la responsabilidad patrimonial computable del mes anterior al que corresponda. Para determinar la posición neta positiva de moneda extranjera a término se deberán considerar los conceptos pertinentes comprendidos en otros créditos por intermediación financiera, otras obligaciones por intermediación financiera y derivados contabilizados en cuentas de orden, denominados en moneda extranjera. A este fin, cuando se computen (con signo negativo) operaciones de venta a término concertadas con contrapartes vinculadas a la entidad, también corresponderá considerar con signo positivo un importe equivalente a la suma de ellas.”
O sea que el Sistema Financiero se las habría ingeniado para trasegar a las empresas vinculadas con cada una de las entidades, mediante concretar operaciones espejo con ellas, buena parte de las enormes ganancias obtenidas con la devaluación de enero. Para que ella no se viera escandalosamente reflejada en sus balances, que son públicos a través del Banco Central.
La complicidad de opositores y oficialistas con los buitres financieros
Pero no solo la PROCELAC se quedó enganchada en las ganancias del mes de enero del Sistema Financiero, sin ver más allá de ese mes, pese que ellas se duplicaron hasta marzo. Y sobre todo sin ver el enorme crecimiento del Activo Neto del Sistema Financiero, y el paralelo desfondamiento del Banco Central, que quedó postrado en una situación peor a la que tenía antes de la devaluación.
También quedó enganchando con ellas el experto en el tema, el diputado Martín Lousteau, ex asesor del presidente del Banco Central Alfonso Prat Gay, ex presidente del Banco Provincia, y ex ministro de Economía autor de la célebre resolución 125. Quien pese esos abrumadores antecedentes, no vio, o no quiso ver debajo del agua, e inexplicablemente también se quedó en el epifenómeno de la cuestión, conforme el cuestionamiento que hizo en la interpelación al jefe de Gabinete Jorge Capitanich en la Cámara de Diputados el pasado 3 de abril. Quedándole como consuelo la patética explicación brindada al respecto por este último, que superó largamente en su miopía a la de Lousteau.
La cobertura que hizo LA NACION de ese intercambio en la nota Tras devaluar, el Gobierno permitió a los bancos ganar $ 9737 millones, resulta un vívido ejemplo de cómo la degradación y el panfilismo de la oposición, solo se ve superada por la degradación y el panfilismo del oficialismo. El copete de la nota decía “No actualizó a tiempo una norma que imponía restricciones a sus activos en dólares; Capitanich admitió el error que les posibilitó a las entidades obtener en pocos días un tercio de los beneficios de todo 2013”. Y sin una línea de desperdicio explicaba, quedándose muy corta en relación a las verdaderas cifras en juego:
“La devaluación del peso, que aceleró la inflación y amenaza seriamente el poder adquisitivo de los trabajadores, no fue mala para todos: sólo en enero pasado, los bancos se beneficiaron con una ganancia extraordinaria, de casi 10.000 millones de pesos. Lo peor es que el Gobierno tenía a mano una herramienta para evitarlo, pero sólo recurrió a ella en febrero, después del salto devaluatorio , aprovechado al máximo por las entidades bancarias.”
La cifra exacta, de 9.737 millones de pesos, corresponde a lo que ganaron los bancos por "diferencias de cotización" solamente en enero de 2014. Representa el 73 % de lo que obtuvieron por el mismo concepto en todo 2013, y equivale también a un tercio de las ganancias totales de los bancos durante todo el año pasado, que fue de 29.169 millones de pesos, según datos oficiales. Esta última cifra significó, a la vez, un incremento del 50 % respecto de lo que las entidades financieras habían ganado en 2012, confirmando a los bancos como los grandes ganadores de la última década.
¿Cómo se explica el beneficio extraordinario de enero? Antes de la devaluación, los bancos tenían en moneda extranjera más de dos tercios de sus activos o, en términos técnicos, de su Responsabilidad Patrimonial Computable (RPC). Pudieron llegar a ese nivel porque desde 2005 estaba suspendida una resolución dictada en 2003 que fijaba un límite para la tenencia de moneda extranjera del 30 % del RPC. El Banco Central sólo enmendó el error el 4 de febrero pasado, al levantar la suspensión de la medida. Eso obligó a los bancos a desprenderse del excedente de moneda extranjera, unos 3.500 millones de dólares, lo que resultó clave para descomprimir las tensiones sobre el tipo de cambio y lograr estabilidad. Pero para entonces el dólar ya no costaba $ 6, como antes de la devaluación, sino $ 8.
La nota proseguía diciendo que Martín Lousteau, le echó los números en cara a Capitanich, quien con un dialogo desopilante, indigno de un país serio, y solo refiriéndose a ladecima parte de las cifras en juego, terminó reconociendo la responsabilidad del Gobierno.
“-¿Por qué el orden fue primero devaluar y después volver a la normativa que en su momento sancionamos en el Banco Central?, preguntó Lousteau.”
“-Cuando se observó el proceso de evolución desde el punto de vista del tipo de cambio como consecuencia de acciones de carácter especulativo -respondió, a su estilo, Capitanich-, claramente advertimos la no aplicación de esta norma, y se intervino rápidamente en razón de desconocerse las razones por las que estaba suspendida.”
“-¿Por qué no se hizo antes de la devaluación?, lo acorraló el diputado.”
“-Porque anteriormente no se conocía la inexistencia de la vigencia. Ésta es la verdad, se entregó el jefe de Gabinete.”
¿Cómo pudo pasar esto? se interrogó LA NACION, viendo solamente la superficie de la cuestión. Y acotó: “Para Lousteau, lo que ocurrió es, "como mínimo, una falta de conocimiento o una impericia, en medio de la emergencia… Es la primera vez en la historia argentina que tras una devaluación de ese tipo, el sistema financiero se queda con una ganancia de semejante magnitud". Advirtió además que, en contra del discurso del Gobierno, desde 2003 el crecimiento del sistema financiero triplicó al del resto de la economía”.
“En el Banco Central destacan que fue su titular, Juan Carlos Fábrega, quien descubrió que la resolución de 2003 estaba suspendida y quien decidió restablecerla, en contra de los intereses de los bancos. Subrayan que lo hizo más de dos meses después de asumir en su cargo, mientras que la herramienta estaba suspendida desde hacía casi nueve años.”
Al respecto cabe apuntar que Fábregas fue aplaudido calurosamente por los banqueros cuando asumió esa función. Destacando la prensa supuestamente independiente que su primer acto, fue rodearse de los funcionarios de línea del Banco Central, con larga trayectoria en él. Que no obstante parece que no le advirtieron a Fábregas respecto esa crucial cuestión, hasta después de la devaluación.
Y proseguía LA NACION: “Por su parte, la Asociación de Bancos Privados de Capital Argentino (Adeba) y la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA) no se pronunciaron sobre el tema. Ante una consulta de LA NACION hecha anteayer, los voceros de las entidades dijeron que no tenían tiempo suficiente para contactar al personal encargado de dar una respuesta.” Siendo esta omisividad sobre este delicado tema, un elocuente indicio de culpa, al no estar nadie obligado a declarar contra sí mismo.
“El autor de la resolución original, el hoy dirigente de la Coalición Cívica (CC) Alfonso Prat-Gay, explicó a LA NACION que instauraron el límite del 30 % en febrero de 2003, después de la gran devaluación de 2002, para desmontar el esquema de la convertibilidad y amortiguar los movimientos de mercado, adoptando una herramienta usada por muchos países, entre ellos, Brasil.”
“El ex presidente del Banco Central descartó de plano cualquier teoría conspirativa sobre los motivos de la demora del Gobierno en el restablecimiento de la medida. Coincidió con Lousteau en que lo sucedido es una demostración de la "ineficiencia" y de la "impericia" de las últimas gestiones de la autoridad monetaria. "Se les escapó la tortuga a varios. Es un elefante inmenso que les pasó por delante de los ojos", graficó, y apuntó también a sus sucesores en el Banco Central, Martín Redrado (2004-2010) y Mercedes Marcó del Pont (2010-2013). "Ella nunca entendió nada", dijo sobre la funcionaria.”
“Hoy referente económico del massismo, Redrado fue quien dispuso, durante su gestión como presidente del Banco Central, dejar sin efecto, en mayo de 2005, el límite para la tenencia de moneda extranjera. En ese momento, de plena expansión económica, no había faltante de dólares, al contrario. "Había que generar mecanismos de demanda de dólares para que el peso no se apreciara más de lo conveniente", explicó Redrado.”
“El economista consideró que la medida adoptada por Fábrega es "acertada". Pero sostuvo que se podría haber dictado con efecto retroactivo, para que los bancos devolvieran la ganancia extraordinaria de enero. "En los años 70 y 80, cuando había devaluaciones diarias, al final del día se obligaba a los bancos a devolver el excedente", dijo.”.
La pobrísima respuesta de estos financistas de alto nivel, que hablan de que se escapó la tortuga que en realidad era un elefante, y que más bien parece un dinosaurio, y se apresuran a descartar el dolo, resulta ser una clara expresión de complicidad con quienes dejaron que ello ocurriera, y con los banqueros que se la llevaron puesta.
La explicación “consuelo” del Banco Central para eludir la cuestión
De esa manera se ayudaron a lavarse mutuamente las manos, como poncios pilatos cómplices, los expertos de la City, tanto oficialistas como opositores, pero al servicio de la patria financiera o buitres financieros. Por su parte el Banco Central sacó pocos días después un oblicuo comunicado, tratando de refutar la nota de LA NACIÓN. En la que, en lugar de hablar sobre el desfondamiento del mismo banco, y la brutal caída de su Patrimonio Neto en sus balances, absurdamente se despachaba pronosticando que igual cosa podría suceder en los balances de los bancos privados.
Hizo así honor al dicho “mal de muchos, consuelo de tontos”, al que abría agregarle el de mentirosos. Con la típica redacción sirupítica del estafador financiero, tratando que el común de los mortales no entienda nada, el Banco Central afirmó que "el levantamiento de la suspensión de la posición general neta en activos en moneda extranjera fue resuelta en los primeros días de febrero último, a raíz del posicionamiento que las entidades financieras habían adoptado sobre el mercado de futuros y activos en dólares".
Como una tarotista enojada a la que sus pronósticos no se cumplieron, y en venganza muestra la carta del Diablo en juego, el Banco Central proseguía deshilvanadamente diciendo: "con el levantamiento de dicha suspensión se obligó a los bancos a desprenderse de activos en dólares, que incluía futuros, a precios muy por debajo de los valores que tenían tomados a término y, por lo tanto, representarán para el transcurso del año una fuerte disminución del valor de esos activos en balance, habida cuenta que los precios de esos futuros y activos en dólares bajaron considerablemente porque hubo una masiva venta por medio de esos bancos para cumplir con dicha disposición".
Bordeando la sanata el Banco Central decía algo así que como las entidades financieras habían tenido que vender masivamente, los precios habían bajado provocando pérdidas, que se reflejarían en los balances futuros. Pese que supuestamente esas ventas ya se habían efectuado, y sus supuestas pérdidas no se habían reflejado en sus balances. Y que además tendrían más supuestas pérdidas en un futuro, porque los futuros subsistentes tendrían precios “muy por debajo de los valores que tenían tomados”.
Trasuntaba así la ya apuntada política de castigo y recupero de pérdidas que estaba desplegando, consistente en brindar contratos futuros con una tasa de devaluación del 30 % anual. Y a la par concretar una devaluación del dólar oficial a un ritmo del 10 % anual. Y remataba el comunicado diciendo, como si no fuera el Banco Central con potestad de regular y supervisar a los bancos, sino como un tercero observador que:
"… algunas entidades tenían sus carteras dolarizadas en porcentajes varias veces superiores al límite que se reinstauró en los primeros días de febrero, fecha en la que debieron desprenderse de dichos activos, los que tenían tomados con precios a futuros muy por encima de los valores comercializados". Con un Banco Central así, uno entiendo lo poco que vale la moneda que emite. Y como está perdió en 50 años trece ceros, a razón de un promedio de un cero, o sea diez veces su valor, cada cuatro años.
La enorme emisión del Banco Central a favor de los buitres argentinos
Más allá de esa sanata inadmisible para un banco de bancos, la verdad de la milanesa de lo que sucedió se puede ver en el gráfico adjunto. Donde se observa el desarrollo opuesto antes señalado, que se da entre la enorme subida y luego caída del Patrimonio Neto a fines de marzo, y el recíproco crecimiento de la cuenta Otros Pasivos del Banco Central. Y a la par el crecimiento sin pausa de la emisión de títulos por parte del Banco Central (Lebac en $ y u$s) que se verifica desde enero en adelante.
Los títulos emitidos por el Central crecen ininterrumpidamente, de $ 111 mil millones a fines de diciembre del 2013, a los $ 239 mil a fines de septiembre. O sea que la deuda del Banco Central por ese concepto mas que se duplicó en nueve meses, con un incremento de nada menos que $ 128 mil millones o el 115 %. Constituyendo por ende otro indicador de que había algo podrido, no en Flandes, sino en dicho banco de bancos.
Lo que se ve confirmado al mantenerse más o menos estable los billetes y monedas en circulación, entre los $ 289 mil millones y $ 306 mil millones, o sea con solo un crecimiento de $ 17 mil millones. Y en declinación incluso desde diciembre hasta mayo, adonde llegó a un nivel mínimo de $ 263 mil millones.
Observándose además que los billetes y monedas en circulación vuelven a crecer a partir de allí, a la par que la cuenta Otros Pasivos comienza a caer, en una clara simetría inversa entre ambas. Mientras que los adelantos transitorios al gobierno nacional, crecieron moderadamente en forma regular, de $ 183 mil millones a $ 218 mil millones, o sea un crecimiento de $ 35 mil millones. O sea solo un 19 % más, por debajo de la inflación acaecida en el periodo.
Resulta claro entonces que hubo una enorme emisión de dinero a favor de la patria financiera, con motivo de los contratos futuros de dólar, proporcional a la caída del Patrimonio Neto del banco, de $ 79 mil millones. Que a su vez fue esterilizada con una emisión masiva de títulos por parte del Banco Central. La que en consecuencia habría estado lejos de ser destinada enteramente al gobierno nacional, como sostienen reiteradamente los doctores sirupíticos de la City porteña, a través de los medios supuestamente independientes. A la que por ende echan la culpa de la inflación incesante.
Siendo esta explicación evidentemente, otra forma de encubrimiento de esa descomunal maniobra de saqueo y transferencia de ingresos perpetrada por la patria financiera. Con el consentimiento del Banco Central, el gobierno, y los expertos de los partidos de la oposición, que disimularon la enorme magnitud de ella. Y de la prensa independiente, que no parece serlo de la patria financiera, y se encarga de cacarear donde no están los huevos.
La enorme alza en la tasa de interés para contentar a los buitres argentinos
La necesidad de esterilizar esa enorme emisión a favor de los buitres argentinos, explica entonces la brutal alza en la tasa de interés que dispuso el Banco Central simultáneamente con la devaluación. Para que los banqueros se avinieran a aceptar títulos a cambio, al mismo tiempo que se había desmantelado el mecanismo de calzar dichos títulos (Lebac y Nobac) con contratos de dólar futuro. Con el mismo objeto de asegurarles a los banqueros que no tendrían perdidas con la renovación de esos títulos, a costa de un enorme daño hecho a la actividad productiva.
Los dos gráficos adjuntos, tomados del último “Informe semanal de subastas de Lebac y Nobac” del Banco Central, muestran la explosiva situación en que ha derivado la deuda en títulos del Banco Central, y el consecuente costo cuasi fiscal de ella. El de la izquierda muestra los enormes montos ofertados por los bancos y adjudicados por el Central a partir de enero, y su notable contraste con los periodos anteriores, junto al notable aumento que se registra en los vencimientos de las letras.
Lo que en conjunto indica la existencia una deuda, cada vez más grande, y con plazos de vencimiento cada vez más cortos. Lo cual se ve reflejado en el gráfico de la derecha, donde se puede aprecia que el plazo de pago promedio del stock de letras, cae de un nivel de 225 días a principios del 2013, a poco más de 100 días actualmente. Y a su vez el costo medio del stock de deuda, pasó del 15 % anual a principios del 2013, a un 27 % anual actualmente.
Lo cual representa una enorme cantidad de nuevo dinero lanzado todos los meses al mercado, que a su vez requiere su esterilización. Produciéndose así el fenómeno del crecimiento en espiral del déficit cuasi fiscal, que el país ya lo experimento durante la década de los `80 y `90, y derivó en sucesivas hiperinflaciones e incautación de activos, como el Plan Bonex.
La situación es de tal gravedad, que los bancos extranjeros por temor a un nuevo Plan Bonex o cosa parecida, dicen haber recibido orden desde el exterior de no renovar las Lebac en su poder. Mientras que los bancos locales más audaces, parecen contentarse con tomar dinero a 15 % anual de sus depositantes, para con la garantía del Banco Central, represtárselo a este al 27 % anual. Haciendo así una diferencia segura, a costa de la devaluación del patrimonio de sus ahorristas.
No obstante el desmantelamiento del sistema de calzar las Lebac con contratos de dólar futuro, para granjearse la buena voluntad de los banqueros acreedores, le deparo al Banco Central una mínima victoria pírrica. Al dotarlo de un mínimo grado de libertad, que le permitió a continuación regular la tasa de interés que pagan los clientes de los bancos, disponiendo que no debe superar dentro de ciertos márgenes a las de la Lebac que paga el Banco Central.
Libertad regulatoria que en realidad es solo simbólica, dado que ahora el Banco Central no está atrapado con el dólar futuro, sino con las tasas de interés que exigen los banqueros para renovarle la enorme bola de letras que vencen todas las semanas, para que esa masa de dinero no se vuelque hacia el dólar informal. Como un comerciante quebrado obligado a renovar los cheques a fecha que tiene el usurero, conforme las estipulaciones extorsivas que le fija este.
Tráfico de información privilegiada por un monto de u$s 1.600 millones
Pero la actuación del Banco Central no parece haber acabado allí, dado que existen fuertes evidencias de que a último momento, en vísperas de la devaluación, ingresaron al ruedo fuertes apostadores contra el dólar futuro. Lo que trasunta que habría existido tráfico de información reservada respecto la macro devaluación que se estaba por concretar, conforme se visualiza en el siguiente gráfico.
En el gráfico confeccionado en base a las estadísticas del ROFEX, se visualiza en columnas y en el eje de la derecha, el volumen negociado en las últimas semanas del 2013 y las primeras semanas del 2014, para las posiciones de enero y febrero 2014. Y en líneas continuas en el eje de la izquierda, el precio pactado para esas mismas posiciones, y en línea discontinua la del dólar oficial.
Se observa claramente que en diciembre, a la par de que el dólar oficial subía hacia lo $ 6,5, se fue pactando para las posiciones de enero y febrero entre más de $ 6,5, hasta poco más de $ 7, mientras que los volúmenes negociados caían. Negociándose en dichas semanas contratos por u$s 690 millones para la posición de enero, y u$s 344 millones para la posición de febrero, o sea un total de u$s 1.034 millones para ambas posiciones.
No obstante el volumen negociado para las posiciones de enero y febrero 2014, comenzó a crecer sustancialmente en las cuatro primeras semanas de enero, sobre todo en la segunda y tercera semana, en vísperas de la devaluación. Habiéndose negociado u$s 801 millones para la posición de enero 14, que se liquida en el último día del mes. Y u$s 810 millones para la posición de febrero 14. O sea un total u$s 1.611 millones, nada menos que un 56 % más que lo negociado en las cuatro últimas semanas del 2013, pese las vacaciones estivales.
A la par dólar oficial siguió creciendo y superó primero los $ 7, y luego curiosamente los niveles del dólar futuro pactados para fines de enero y febrero, cuyas cotizaciones se mantuvieron estable hasta la 3ra semana de enero. Y seguidamente estos valores futuros se mantuvieron por debajo del dólar oficial hasta la primera semana de febrero, como esperando supuestamente su retroceso a niveles inferiores.
En concreto, las apuestas contra el dólar futuro en enero y febrero 14 en las últimas cuatro semanas del 2013, le reportaron a sus apostadores una ganancia de $ 1.222 millonespor la diferencia del dólar pactado, con el dólar oficial. El que llegó a fin de enero 14 a un precio de $ 8,0225 y a fin de febrero a u$s 8,0178. Correspondiendo $ 894 millones a la posición de enero 14, y $ 328 millones a la de febrero 14.
Pero además las mas que sospechosas apuestas que entraron durante el mismo mes de enero, antes y durante la devaluación de ese mes, le reportaron a sus apostadores en pocos días, una ganancia bruta de $ 1.316 millones. $ 795 correspondientes a la posición de enero 14, y $ 521 millones a la de febrero 14. Y esto considerando solo las apuestas corridas a través del ROFEX, ya que otro tanto debe haber corrido a través del OCT MAE, que solo brinda las cotizaciones diarias, y se cuida mucho de dar información de índole histórica.
No obstante estos “hábiles apostadores” o sus prestanombres, que seguramente deben haber estado dotados de inside information, dejaron sus huellas digitales en los contratos registrados en esos mercados, por lo que sería muy sencillo saber quienes fueron. Los cuales, considerando un precio promedio ponderado del dólar apostado durante el mes de enero de $ 7,131, contra un dólar efectivo de $ 8,0225, se alzaron con una ganancia de $ 0,892 por cada dólar apostado.
Considerando un costo de entrada de $ 0,214 por cada dólar apostado, ello representa una ganancia bruta de $ 0,678 por dólar apostado. O sea una rentabilidad neta del 317 % en solo dos semanas, la cual anualizada arroja una rentabilidad de 75 billones % anual. En beneficio de los apostadores buitres de la patria financiera, que seguramente contaron para ello con información privilegiada proveniente del Banco Central.
Como ya se dijo, la Presidenta Fernández de Kirchner denunció en unos de sus últimos flamígeros discursos, la existencia de tráfico de información reservada, en relación a la baja del tope por parte del Banco Central en la Posición Global en Moneda Extranjera. La cual le habría permitido a algunas entidades financieras anticiparse a esa liquidación, antes que bajara el valor de ellas por efecto de la liquidación masiva a que obligó la medida.
Esto precipitó la inmediata renuncia de Fábregas, y a la par se hizo público que el fiscal Guillermo Marijuan impulsó investigar una denuncia, según la cual el hermano de Fábregas es "responsable y cara visible" de una "cueva financiera", cuyo funcionamiento habría sido permitido por el presidente del Banco Central.
“La denuncia es por los delitos de abuso de autoridad, incumplimiento de los deberes de funcionario público, negociaciones incompatibles con la función pública, defraudación y violación de tratados concluidos con naciones extranjeras. La presentó hace unos días el abogado Alejandro Sánchez Kalbermatten y recayó por sorteo en el juzgado de Rodolfo Canicoba Corral. A partir de ahí, el fiscal decidió requerir que se investigue” informó LA NACION (3/10/14) quién agregó:
El abogado dijo que se enteró por informaciones periodísticas publicadas en MDZ Online de que Rubén Fábrega es el titular de esa "cueva" y de que él mismo "gestiona y oficia de lobbista para el otorgamiento de créditos del Banco Nación, percibiendo sustanciosas comisiones por ello" y "operando libremente a pesar de las restricciones y controles que debieran imponer y cumplir no sólo el BCRA conducido por su hermano, sino también la Unidad de Información Financiera y la AFIP".
“Según la denuncia, Rubén Cleofás Fábrega sería el dueño de una cueva financiera ubicada en la calle 25 de Mayo 517, de esta capital. También refiere la supuesta realización de "operaciones clandestinas de mercado de cambio, compraventa de divisas blue, cambio de cheques, etc.". En esa línea, Sánchez Kalbermatten sostuvo que el ex titular del BCRA "habría permitido el funcionamiento de una financiera ilegal a cargo de su hermano lobbista a pesar de ejercer el control de ese tipo de entidades por la función que ejerce, presumiéndose cierta complicidad, que una pesquisa debiera comprobar".
Una devaluación inútil, que solo reportó beneficios a pocos y daño a muchos
El gráfico adjunto muestra en forma sintética la inutilidad de la macro devaluación de enero, que tanto rédito reportó a la patria financiera, y tanto daño hizo a los sectores productivos y las familias. Su eje izquierdo muestra la evolución de dólar y los índices de Precios al Consumidor (IPC) emitidos por la CABA, la provincia de San Luis, y el denominado Congreso, todos ellos en forma de índice con base 100 en enero de 2011. Cuando con fines electoralistas comenzó a profundizarse el retraso cambiario, usandoló como ancla de precios, pese las funestas experiencias que padeció Argentina en ese sentido.
A su vez con línea de puntos reflejada en el eje de la derecha, se grafica la brecha que se va produciendo entre el dólar oficial y el promedio de esos índices. La que comienza de cero en enero de 2011, y llega a su máximo valor de 37 puntos en octubre del 2013, cuando comenzó a acelerarse la devaluación del peso respecto el dólar.
Con la macro devaluación de enero, la brecha cayo sustancialmente, a un nivel de 3 puntos a fin de ese mes. Pero en los meses subsiguientes, esa brecha se fue recuperando velozmente, y según los IPC en cuestión, ya en el mes de julio pasado superó los 37 puntos del pico anterior, llegando en el mes de agosto a los 40 puntos, su nivel más alto desde enero de 2011.
La crítica que realiza el oficialismo respecto la validez de esos IPC, más allá de ser cierta o no, no es oponible en este caso, dado que se trata de una comparación de esos mismos índices con sus períodos anteriores. Los que de mantener la continuidad de sus métodos, como es de suponer, ponen en evidencia que el retraso del dólar que ellos registraban, vuelve a existir magnificado actualmente
El Banco Central y Sistema Financiero un costosísimo antro de impunidad
En un reciente discurso, la Presidenta Fernández de Kirchner se quejó de la corrupción existente en el Banco Central, por la existencia de 80 mil sumarios por infracción de la ley penal cambiaria, algunos de ellos provenientes de los fragorosos años `80, que no obstante no han tenido resolución alguna. Y agregó que desde dicho banco se alertaba actualmente a las cuevas financieras, cuando se lanzaban procedimientos contra el dólar blue. Pero esto es solo la insignificante punta de un enorme iceberg de corrupción, de alcances muchísimos más amplios.
En septiembre de 1990 el presidente Carlos Menem emitió el decreto 1901 por el que dispuso la creación de una comisión para investigar las pérdidas del Banco Central entre 1980 y 1989. El motivo que impulso su creación, según los considerandos del decreto, fue la afirmación hecha por el entonces director del Banco Central Roque Fernández, en unas jornadas referidas a la reforma estructural del Banco Central, asegurando que en los últimos diez años dicho banco de bancos había perdido u$s 67.500 millones, y solo el 20 % de esa cifra había ido a parar al Tesoro Nacional.
“En tanto que con el resto se financió al sector privado, cambiario, y de comercio exterior”, aseguró Fernández. Quien a modo de ejemplo, señaló que esa cifra resulta equivalente al monto del PBI de un año de Argentina, agregando que “resulta paradójico que en un país donde el estado ha sido tan importante, el impuesto inflacionario haya sido privatizado en cuatro quintas partes de su destino. Y que según sus dichos -dice el decreto- esa situación pudo haber tenido su origen en meros actos administrativos y en hechos sin el debido control ulterior de legitimidad, lo cual determina la necesidad de proceder a la investigación pertinente”.
A tal fin se creó esa comisión investigadora, “munida de los poderes suficientes para reunir los antecedentes, documentación y demás elementos de juicio que permitan –a la mayor brevedad- arribar a conclusiones claras y precisas acerca de la licitud de dichas operatorias, como así también la legalidad de los otorgamientos, beneficiarios y destinos de los diversos actos que posibilitaron su realización”.
Bajo la jurisdicción del Ministerio de Educación y Justicia, la misma quedó integrada por el subsecretario de Justicia César Arias, el Procurador General de la Nación Oscar Roger, y el Fiscal Nacional de Investigaciones Administrativas Ricardo Molinas. La que debía expedirse en 60 días, debiendo informar periódicamente al Poder Ejecutivo de su avance, estando obligado los organismos y funcionarios de la Administración Pública centralizada y descentralizada, “a brindar toda la colaboración que le sea requerida con carácter de urgente despacho.”
La prensa supuestamente independiente no le dio la mínima trascendencia pública a la existencia de esa comisión, la que bajo la misma impronta de absoluta desinformación, presento sus conclusiones en febrero de 1991. Y peor aún, sus consideraciones y conclusiones, que superaban con creces los cálculos de Roque Fernández, desaparecieron de los registros gubernamentales pocos meses después que Arias dejara su función de subsecretario de Justicia. De la misma manera que un ladrón pícaro, se roba el expediente en la justicia para asegurar su impunidad y la continuidad de sus accionar.
No obstante Arias en el 2006 escribió un libro con título “Deuda externa y Banco Central, instrumentos estratégicos del poder - Enfoque político económico sobre la crisis en el mundo globalizado”, en el que da cuenta de las conclusiones a las que arribó esa comisión. Que estimó una pérdida para el Banco Central entre 1989 y 1990 de u$s 105.000 millones, o sea muy superior a la estimada por Fernández. No obstante la imputación de esas pérdidas por rubro la hizo en base a la cifra de Fernández, y se detallan seguidamente.
Las siderales pérdidas del BCRA según la comisión investigadora de 1990
A) Cuenta Regulación Monetaria, 50 % del total, u$s 33.750. La misma fue creada por Martínez de Hoz en 1977, y consistía en pagarle a las entidades financieras una remuneración por los encajes (depósitos no prestados). Como el pago se hacía a simple declaración de ellas, sin depositar esos dineros en el Banco Central, se puede decir que esa cuenta fue el acta fundacional de la patria financiera.
La que a partir de allí se dedicó durante 10 años, con distintos altibajos, a la “bicicleta del depósito – préstamo”. Consistente en fraguar depósitos de dineros inexistentes, para parte de ellos prestárselos a acreedores inexistentes, y la otra parte cobrarle al Banco Central puntualmente todos los fines de mes, una retribución por encajes inexistentes, con tasas que entonces rondaban el 10 % mensual.
Para hacer creíble ese descomunal negociado, la patria financiera entre 1977 y 1980 multiplicó entidades, y sus filiales a lo largo y ancho del país, como bocas de captación de esos ahorros, buena parte de ellos inexistentes. A ese respecto, la cifra consignada en el informe, corresponde desde el año 1980 a 1990, no informando respecto los años que median entre 1977 y 1980, que fueron los años de lujuria de la patria financiera. Razón por la cual el monto informado debería crecer sustancialmente.
B) Operaciones de cambio, 6,3 % del total, u$s 4.253 millones. Ella corresponde a las pérdidas del Banco Central, por haber intentado sostener un tipo de cambio vendiendo divisas baratas, que luego tras la devaluación debía reponer a un precio más caro. Y por comprar divisas en el mercado financiero a un tipo de cambio más alto, para venderla luego en el mercado comercial más barato. Y lógicamente los directos beneficiados por estas pérdidas son las entidades financieras y cambiarias a través de las cuales opera el Banco Central.
C) Liquidación de entidades financieras, 15 % del total, u$s 10.125 millones. Es el costo estimado por la liquidación de 194 entidades financieras con pedido de quiebra, 159 con quiebra firme, según el referido informe. Número que según un informe posterior del Banco Central, trepaba a 232 entidades financieras hasta el año 1992, al que a partir de allí se agregaron otras 36 más, hasta totalizar 268 entidades financieras liquidadas. Correspondiendo el 55 % de ese importe, u$s 5.569 millones, a créditos irrecuperables otorgados a ellas por parte el Banco Central. Y el 45 %, u$s 4.556 millones, por el pago de garantías de los depósitos a los ahorristas.
Esta quiebra masiva de entidades, ontológicamente fue una vuelta de tuerca de la Cuenta de Regulación Monetaria. O sea el último gran golpe dado por parte de entidades que tenían sus activos y pasivos enormemente inflados, por los depósitos y préstamos inexistentes. Y en consecuencia el corolario de ello, fue encajarle estos activos ficticios al Banco Central, para que este se hiciera cargo de los pasivos ficticios, por la garantía estatal de los depósitos. Previo obtener cuantiosos prestamos (redescuentos) por razones de iliquidez, que preanunciaban la caída, que el Banco Central nunca pudo recuperar.
De tal manera según el informe, el Banco Central a fines de 1989 detentaba casi 60 mil carpetas de deudores fantasmas de esos bancos liquidados, correspondiendo un 56 % de ellas a sociedades comerciales, entre las que figuraba Alfonsín Hnos, de la familia Alfonsín. Y un 44 % a personas físicas, algunas de ellas con apellidos resonantes, como el hermano de Domingo Cavallo, quien había sido presidente del liquidado Banco Hipotecario y Edificador de Córdoba. Representando solo mil deudores el 92 % de esa cartera irrecuperable; y solo 214 grandes deudores, el 76 % de ella.
D y E) Banco Hipotecario Nacional y Banco Nacional de Desarrollo, 6,3 % del total, u$s 4.253 millones. Las pérdidas del primero corresponden a redescuentos otorgados por el Banco Central, para la financiación de hipotecas a bajísimas tasas de interés. Cuya erogación sustancial ocurrió durante el alfonsinismo, con el escándalo de la famosa Operación 830, que beneficiaron a políticos, comunicadores, influyentes, y empresas constructoras, y sociedades intermedias.
Las del segundo provienen del metódico vaciamiento a que fue sometido dicho banco durante la presidencia de Mario Brodersohn durante el alfonsinismo, con la aplicación del “devengamiento lineal de intereses”, en lugar del interés compuesto que regía entonces y ahora. Con el cual las grandes empresas deudoras de ese banco, donde descollaban Pérez Companc y otros gigantes -las mismas que habían logrado estatizar sus deudas externas- licuaron sus deudas pagando una ínfima parte del capital que habían recibido prestado, a costa del desfondamiento y liquidación de dicho banco.
Finalmente el informe da cuenta en el rubro F), que el financiamiento al gobierno por parte de Banco Central representó solo un 18,7 % del total, u$s 12.623 millones, mostrando esto claramente que dicho banco de bancos no estuvo al servicio del gobierno de turno, sino de la patria financiera. Y en el rubro G) con un 3,7 %, u$s 2.498, detalla los créditos para fomento de la exportación otorgados a determinados países, con Cuba y Bolivia a la cabeza, que nunca se cobraron, y en los que habrían existido las acostumbradas sobrefacturaciones.
No obstante el informe olvido sumar un rubro de enorme importancia, que es la estatización de la deuda externa privada, a la que sin embargo estimó en u$s 23 mil millones. Que se concretó gracias a los seguros de cambio atados a la evolución de los precios ideados en 1982 por el presidente del Banco Central Domingo Cavallo. Que el presidente que lo sucedió, Julio González del Solar, los perfeccionó aún más a favor de la patria financiera, atándolos a la tasa regulada. Lo que provocó una feroz licuación de ellos, y finalmente, igual que con el Banco de Desarrollo, fueron cancelados con monedas.
La cumbre de esta socialización de pasivos privados, la coronaron el presidente del Banco Central José Luis Machinea, y el gerente del sector externo del Banco Central Carlos Melconian. Quienes por imposición del FMI para apoyar el Plan Austral, aceptaron estatizar toda la deuda externa privada que le pusieron delante de la nariz. Proponiéndose no obstante ahora el segundo de los nombrados, como integrante del PRO, para pilotear la actual circunstancia, que seguramente hará con la emisión masiva de nueva deuda externa a favor de los fondos buitre. A los que calificó excediéndose en su empatía, como "tipos que de buena voluntad que compraron deuda argentina para ahorrar".
Así se estatizó no solo las supuestas deudas privadas provenientes de autopréstamos, o back to back, que eran la mayoría, sino también las provenientes directamente de estafas, como la de Cogasco, y por avales caídos que nunca se recuperaron. De tal manera, con el agregado de esta deuda externa privatizada, el monto de las pérdidas del Banco Central en la década de los ’80 trepa a u$s 100.500 millones, cercanos a los u$s 105.000 millones estimados por la Comisión.
El tremendo costo fiscal y social de las crisis financieras argentinas
En el 2000 la CEPAL publicó el informe “Crisis Bancarias: causas, costos, duración, efectos y opciones de política” con la firma de Juan Amieva Huerta y Bernardo Urriza González. En el mismo se consiga que el costo fiscal de las sucesivas crisis bancarias que soportó Argentina en los años 1980, 1989, 1990, y 1995, fue del 4 % del PBI anual durante ese periodo. Lo cual acumulativamente da un costo fiscal del 80 % del PBI.
Cifra que es compatible con el costo del 55 % del PBI, con que otros autores han estimado la crisis financiera argentina de 1980, que es un record mundial, sin contar las que vinieron después. Posteriormente la crisis financiera del 2001 habría tenido un costo fiscal de entre el 11 % y el 14 % del PBI, por lo que bien se puede coincidir con el ex presidente del Banco Central Roque Fernández, que estimo el costo de las crisis financieras en el 100 % del PBI.
A su vez según ese estudio, la caída en el crecimiento del PBI pasó del 2,08 % anual antes de las crisis, al 0,62 % anual durante ellas. Por lo que en esos 15 ruinosos años, Argentina en vez de crecer un 36,2 %, solo habría crecido un 9,7 %, o sea un 26,5 % menos que su potencial. A la par que su población crecía a un promedio del 1,45 % anual, o sea que en términos per cápita hubo un crecimiento negativo, que explica buena parte de los problemas actuales.
El estudio de la CEPAL revela también que como consecuencias de la crisis padecidas entre 1980 y 1995, los ahorristas argentinos habrían sido despojados de una riqueza equivalente a entre el 12 y 13 % del PBI. Mientras que los deudores del sistema financiero se habrían beneficiado con una transferencia de ingresos, del orden de entre 10,8 y el 13,4 % del PBI. Sin considerar estas cifras las correspondientes a la crisis terminal del 2001 – 2002, que fue consecuencia de una descomunal maniobra perpetrada por bancos extranjeros norteamericanos con objetivos múltiples. A los efectos de zafar de la crisis de la convertibilidad y el default que se venía encima y anticipaban sus sistemas expertos.
El gran golpe de la patria financiera, Blindaje, Megacanje, y corralito bancario
La misma comenzó con el Blindaje, en cuya negociación intervinieron los entonces ministro José Luis Machinea, el mismo de la estatización de la deuda privada; y el secretario de Hacienda Mario Vicens, quien luego pasó a presidir ABA (Asociación de Bancos Argentinos). En el se preveía que en el 2001 se extraerían del país u$s 20 mil millones de ahorro interno, equivalente a los RML (Requisitos Mínimos de Liquidez) de los bancos.
Estos era las altas “reservas prudenciales” del sistema financiero, que se habían establecido después de la crisis financiera del Tequila en 1995, para asegurar su funcionamiento. Y supuestamente a los efectos de garantizar su efectiva disponibilidad, ellos debían depositarse en dólares en un banco en el exterior de primera línea. Que a su vez detentaban en sus carteras títulos de la deuda argentinos, sobre los que se avizoraba un negro futuro, por el agotamiento de la convertibilidad y de la capacidad de obtener nuevos créditos externos por parte de Argentina.
Por ello la idea o eje de la maniobra fue muy sencilla, quedarse con los RML a cambio del clavo de los títulos públicos. Ella se puso en operaciones en marzo del 2001, con la asunción de Domingo Cavallo como súper ministro de Economía. El mismo de la estatización de la deuda externa privada en 1982, y la convertibilidad y capitalización de la deuda externa con las privatizaciones de los `90, pero dotado ahora de plenos poderes. Con los que modificó por su cuenta la Carta Orgánica del Banco Central, permitiendo que los RML pudieran ser sustituidos con títulos públicos.
Razón por la que técnicamente se puede decir que el 2001 no hubo una fuga de divisas, ya que en realidad –absurdamente- buena parte de ella se había fugado mucho antes, a medida de la constitución de los RML en el exterior. Por lo que el cuento del gobierno de Duhalde, de los camiones cargados con billetes que iban a Ezeiza, fue un cruel bluf de ese gobierno, para justificar incumplir la promesa de que “el que depósito dólares, recibirá dólares”.
A continuación con el Megacanje concretado a mediados de ese año, con el que se aumentó la deuda pública en u$s 55.000 millones, lo que se hizo fue introducir en el sistema financiero argentino los bonos que detentaban dichos bancos extranjeros, que iban a un predecible default, a cambio de los RML.
Con él también se rescataron y extinguieron los bonos Brady, que eran los títulos elegibles para el contrato de Pases Contingentes para afrontar situaciones de iliquidez. Que por un monto de u$s 6.000 millones el Banco Central había firmado con un sindicato de bancos, encabezado por el JP Morgan, por el cual el Central había pagado costosas primas. De esa manera ese sindicato de bancos se desobligó de cumplir con ese contrato, cuando el Banco Central más necesitaba de él.
La maniobra la remató luego Cavallo con la instauración del “corralito bancario”, en noviembre del 2001, al quedarse los bancos sin el efectivo mínimo para poder funcionar. Y con la simultánea conversión de deuda de dichos bonos en Préstamos Garantizados con impuestos, evitando así que cayeran en default. Saliendo de esa manera limpiamente los bancos argentinos y norteamericanos de la exposición al riesgo argentino y el default que se venía encima.
No obstante el verdadero remate de la maniobra se dio luego en el 2002, con la derogación de la ley de subversión económica, que atrapaba plenamente a los banqueros por el vaciamiento que habían practicado, impuesta por el FMI y la banca internacional. De esa manera salieron totalmente impunes de esa magna estafa, pese a que años después el fiscal federal Amirante pidió el procesamiento de centenares de ellos por administración fraudulenta, causa que como todas las relacionadas con el Sistema Financiero, se perdió en el olvido.
Por contrario, pese los enormes daños que infirió a Argentina, el mismo fue indemnizado integralmente por la pesificación asimétrica, y por la exposición que tenía en moneda extranjera, mediante una entrega masiva de bonos. Cuyo monto nadie conoce a ciencia cierta, dado que casualmente la secretaría de Finanzas dejó de informar respecto la colocación de títulos entre el 2002 y 2005. Pero que se puede estimar entre los 24 y 28 mil millones de dólares, siendo este el motivo sustancial del crecimiento en 40 mil millones de dólares de la deuda pública durante ese periodo.
Resulta evidente que esta magna maniobra de vaciamiento, no se podría haber perpetrado sin la complicidad de los grandes medios de comunicación, hoy supuestamente independientes. Dado que los Joaquín Morales Solá, los Marcelo Bonelli, los Eduardo Van der Koy, etc, primero se encargaron de presentar a Cavallo como el genio que venía a salvar la convertibilidad y la patria, y para ello como Superman necesitaba de plenos poderes.
Luego se encargaron de mantener en la inopia al gran público, de lo que en realidad estaba sucediendo en los bancos. Y junto con el Congreso, también fueron parte del engaño de la ley de intangibilidad de los depósitos, que prometía respetar escrupulosamente la moneda del depósito, para que los pequeños ahorristas mantuvieran sus depósitos en los bancos, y quedaran atrapados en el corralito bancario.
Y finalmente también fueron una pieza esencial de creación de opinión pública, para que se derogara la ley de subversión económica que atrapaba a los banqueros. A la par que mantenía desinformada a la población de los alcances de las causas penales incoadas contra estos. Cuyo más crudo ejemplo actual, es la nula cobertura brindada a la farsa del juicio oral, público, y secreto a Cavallo, el autor principal de la fechoría, por la causa del Megacanje, que seguramente terminará con su absolución o en una pena simbólica, sin pena ni gloria.
El crudo balance que se puede hacer de este depredador sistema financiero, surge de los mismos datos brindados por el Banco Central. Que reporta la creación desde 1977, cuando Martínez de Hoz sancionó su ultraliberal ley de entidades financieras, aun vigente, hasta la fecha, de un total de 346 entidades financieras. De las cuales 268, o sea un 77 % del total, están liquidadas o en liquidación, con el costo enorme que ello reportó para el Banco Central y todos los argentinos. Y solo 78, o sea un 23 % de ellas está en funcionamiento.
No obstante el Sistema Financiero tuvo después del 2001 un raudo crecimiento, como si nada hubiese sucedido. Su Patrimonio Neto aumento 6,4 veces, o sea un 540 %, desde diciembre del 2003 a abril de 2014 (de $ 21.950 a $ 139.899 millones). Lo que representa un aumento del 128 % en dólares. Y si se calcula desde diciembre del 2001, su crecimiento hasta abril de 2014 es de 8,6 veces, que equivale a la variación que tuvo el dólar ínterin.
O sea que a la fecha no soportó pérdida alguna con la catástrofe del 2001, o recupero todas sus pérdidas de entonces. Gracias a las libérrimas condiciones con que a continuación se desenvolvió. Practicando a mansalva la usura, mediante el ratioferucismo, en la que es socio con el estado, que se queda de entrada con el 1,2 % de cada transacción bancaria. Las altísimas tasas de interés aplicadas a la actividad productiva y las familias, que llegan hasta el 200 % anual mediante parafinancieras.
Y la usura disfrazada de comercio mediante las tarjetas de crédito, que explotan una curiosa ley del año 1999, que impide diferenciar el precio financiado con tarjeta, del contado en efectivo. Y así el consumidor ignora totalmente cual es el valor real de lo que compra, y solo se fija si puede pagar las módicas cuotas que se le ponen por delante, ya que supuestamente es lo mismo que pagar al contado con efectivo.
El que en el caso de ser un comprador compulsivo -que abarca un extenso sector social- queda atrapado así en la garra de la usura, con la refinanciación interminable de los saldos de la tarjeta, a tasas efectivas cercanas al 100 % anual. Y cuando el sujeto de la usura ya no da más y cae en mora, bajo la amenaza de incluirlo en el listado de morosos, el banquero le tira un salvavidas de plomo, consistente en consolidar la deuda vieja, incluyendo el capital y los intereses impagos, y los futuros no vencidos.
Aparece así un nuevo capital de deuda, enormemente inflado, al que se agregan los intereses correspondientes, practicando así una salvaje forma de turbo anatocismo. No de intereses sobre intereses, sino de intereses más intereses, que se hacen llevaderos mediante la extensión del plazo de pago, o sea de la duración de expoliación al deudor.
En consecuencia en términos del PBI, en una década el Sistema Financiero argentino más que duplicó su participación, al pasar de un 2,6 % del PBI en el 1er Trimestre del 2004, a un 5,6 % en el 1er Trimestre del 2014. Mientras que ínterin la Industria Manufacturera, gran creadora de empleo, se mantuvo con una participación del 19 %. Y la Educación, que es el capital futuro de un país, se redujo de un 3,6 a un 3,5 % del PBI. Bien se podría decir entonces que ¡Hay de un país! donde lo único que crecen son los buitres financieros.
El vaciamiento sistémico del Banco Central desde el 2002 en adelante
Una forma sintética de mostrar el asalto que sufrió el Banco Central tras la caída del régimen de convertibilidad, a los efectos de cumplir con los pagos de la deuda pública externa, es haciendo un ejercicio de ucronía múltiple. Mostrando cómo sería el estado de sus reservas, si se hubieran mantenido a lo largo del tiempo las condiciones de la Carta Orgánica original, sancionada en 1992, y las sucesivas reformas de ella y de los retazos de la ley de convertibilidad que se sucedieron. Dando lugar así a una familia de curvas que se pueden ver en el gráfico siguiente, que muestran el descomunal deterioro que tuvo ínterin la situación del Banco Central.
Con la acusación lanzada por el director del Banco Central Roque Fernández, y las conclusiones de la comisión investigadora de sus pérdidas de 1990, este quedó como la bestia negra, a la que había que poner bajo control. Para ello, y para cumplir los requisitos del régimen bimonetarista de la convertibilidad, en 1992 se sancionó una Carta Orgánica del Banco Central, que le impedía tomar deuda o emitir títulos; dar créditos (redescuentos) a los bancos; y cuyas reservas en divisas de libre disponibilidad, debían ser igual a la base monetaria en pesos.
La primera modificación que se le hizo sobrevino con la crisis del Tequila de 1995, autorizándolo a dar préstamos a los bancos, que se encontraran en una momentánea situación de iliquidez por la fuga de depósitos. Y a la vez se dispuso el régimen de los RML antes mencionados, para dotar a los bancos de robustas reservas constituidas en divisas, en bancos de primera línea en el exterior, para hacer frente a esas corridas. Que como ya se dijo, en vez de hacer frente a ellas, corrieron a manos de los acreedores externos que detentaban bonos de la deuda.
Dejando de lado esta cuestión, la primera gran modificación de la Carta Orgánica se dio en el 2002, con la que se le permitió emitir títulos de deuda en pesos y dólares con las Lebac y Nobac. Luego en el 2005, gracias a una pícara modificación de los retazos subsistentes de la ley de convertibilidad, concretada por inspiración del presidente del Banco Central Martín Redrado a los efectos de poder pagarle al FMI, se dispuso que la base monetaria no debía estar respaldada por las reservas de libre disponibilidad. Sino que las reservas de libre disponibilidad, eran las que excedían la base monetaria.
Y por lo tanto se podían destinar al pago de la deuda pública con los organismos multilaterales de crédito, encabezados por el FMI. De esa manera como respaldo de la base monetaria, se pasaron a computar reservas provenientes de depósitos de terceros, o de deuda del Banco Central con el exterior. O sea que el respaldo de la base monetaria, dejó de ser las reservas netas, para pasar a ser las reservas brutas, obtenida parte de ella mediante obligaciones con terceros, y por ende de no libre disponibilidad.
Posteriormente en el 2010, con el Fondo de Desendeudamiento, se amplió esa disposición, extendiéndola al pago de cualquier deuda externa. Y en el 2012, ante el agotamiento de esos márgenes, e instalado ya el corralito cambiario como sucedáneo del bancario del año 2011, se derogó la obligación de que la base monetaria estuviera respaldada por las reservas, que era el último retazo subsistente de la ley de convertibilidad.
Y se especificó que el nivel de reservas necesarias a conservar por el Banco Central, lo debía determinar el directorio del mismo, mediante un algoritmo que nunca hizo conocer, siendo el resto de las reservas de libre disponibilidad. Como se puede ver, se hizo un continuo manoseo del concepto de “libre disponibilidad”, a los efectos de generar divisas disponibles para enfrentar el pago de la deuda pública externa, ante la imposibilidad de volver al mercado de deuda internacional tras el default del 2001.
De tal manera se puede decir que el régimen de convertibilidad no cesó en el 2001, sino en el 2011, o sea diez años después de su crisis, y veinte años después de su creación. Solo que ínterin su mágica paridad de uno por uno, paso a ser flotante, y permitió de tal manera la enorme fuga de divisas que se visualiza en el último renglón de gráfico, que paso de u$s 29 mil millones en el 2001, a un acumulado de u$s 126 mil millones actualmente.
Representado ella más del doble de la actual base monetaria de u$s 58 mil millones, lo que revela su enorme importancia. Siendo esta la verdadera causa de los males que hoy enfrenta argentina, comenzando por la escasez de divisas. Y la correcta visualización del mismo, aporta también su genuina solución. Que no consiste en la necesidad de atraer capitales externos, cuya carencia supuestamente padece Argentina, según los doctores sirupíticos de la City, e integrantes del Partido de la Deuda.
Sino la de formalizar y movilizar esa enorme masa de recursos en divisas escondida por los argentinos, conforme la clásica ley de Greshan, “la moneda mala circula y la buena se atesora”. Que en el caso de Argentina se hace clandestinamente por dos razones. Para preservarla de su saqueo por parte de los banqueros y el gobierno, como tantas veces le ha sucedido a los argentinos en el pasado. Y por razones impositivas, ante la enorme presión fiscal, que no retorna íntegramente en bienes y servicios al contribuyente, sino que buena parte se dilapida con el clientelismo, la patria financiera, la patria contratista, y la corrupción.
En el gráfico también se observa que la base monetaria pasó de u$s 12 mil millones en el 2001, a u$s 63 mil millones en el 2012. Registrando por ende un aumento de 5,25 veces en dólares, o sea un 425 %. Mientras que el PBI en dólares solo creció un 64 % ínterin, y el PBI a precios constantes lo hizo solo un 77 %. Ello señala entonces que existe un retraso en el valor del dólar, junto un exceso de moneda, conforme la teoría cuantitativa de ella. Pero también debe tenerse en cuenta su faz cuantitativa, o sea hacia adonde fue dirigida y quienes se apropiaron de ella, comenzando según ya se vio, por la patria financiera.
En concreto en el gráfico se visualiza en primer lugar las Reservas brutas que declara el Banco Central. Que pasaron de un mínimo de u$s 10 mil millones en el 2002, a un pico de u$s 52 mil millones en el 2010, para caer a u$s 30 mil millones a fines del 2013. En segundo lugar esta visualizada lo que serían las Reservas prudenciales 1992, conforme las normas del Banco Central de 1992. Calificándolas de Prudenciales al descontar de las Reservas brutas, la Deuda externa privada vencida y exigible, además de la Base monetaria, los Depósitos de terceros en divisas, los Títulos del BCRA (Lebac – Nobac), y las Obligaciones externas del BCRA.
Ellas pasan de un nivel negativo de menos u$s 44 mil millones en el 2001, a un nivel negativo de entre menos u$s 23 y 27 mil millones en los años virtuosos del 2005 al 2009. Para a partir de allí caer raudamente hasta llegar a un nivel negativo en el 2013 de menos u$s 86 mil millones. O sea una posición casi el doble peor a la de diciembre del 2001, lo que habla a las claras el grado de estrés en que se encuentra el Banco Central.
Por su parte las reservas Netas legales 1992, que serían igual que las Prudenciales, pero sin castigarlas con la Deuda privada exigible, pasa de menos u$s 22 mil millones en el 2001, a un nivel de menos u$s 11 mil millones en los años de oro del 2007 y 2008. Para caer raudamente desde el 2010 en adelante, hasta un nivel de menos u$s 61 mil millonesen el 2013. Reflejando esto el enorme deterioro sufrido en sus cuentas por el Banco Central, al caer en una situación casi tres veces pero a la que se encontraba a fines del 2001, y cuatro veces peor a la que se encontraba en el 2002.
Por su parte las reservas Netas legales 2002, que serían igual a la anterior, pero sin castigarlas con la deuda en Títulos del BCRA (Lebac y Nobac) pasan de un nivel de menos u$s 22 mil millones a fines del 2001, y menos u$s 14 mil millones en el 2002, a un nivel positivo de entre u$S 1 y 7 mil millones, entre el 2006 y el 2009. Para a partir de allí caer raudamente a un nivel de menos u$s 44 mil millones en el 2013. Registrándose así una situación entre dos y tres veces peor a la que existía a fines del 2001 y 2002.
En cuanto a las reservas Netas legales 2005, que serían igual que la anterior, pero sin castigarlas con los Depósitos de terceros ni las Obligaciones externas del BCRA, ellas crecen de un nivel de entre u$s 3 y 2 mil millones a fines del 2001 y 2002 respectivamente, hasta un nivel máximo de u$s 16 mil millones en el 2009. Para caer a partir de allí a un nivel de menos u$s 27 mil millones en el 2013. Registrándose así un empeoramiento de entre 10 y 14 veces menos que en el 2001 y 2002, y una caída absoluta de u$s 43 mil millonesdesde el 2009 al 2013.
Por último están las reservas Netas legales 2012, que consistirían en las Reservas Brutas, menos los Depósitos de terceros, las Obligaciones externas del BCRA, y la Deuda privada exigible. La cual pasa de un nivel negativo de entre menos u$s 33 y 27 mil millones a fines de 2001 y 2002 respectivamente, a un nivel pico positivo de u$s 26 mil millones en el 2007. Cayendo a partir de allí paulatinamente a un nivel de menos u$s 11 mil millones en el 2013, con una caída absoluta de u$s 37 mil millones.
El que no obstante aparentar una mejora respecto los niveles existentes entre el 2001 y el 2004, tiene como contrapartida un nivel de deuda en moneda y cuasi moneda (Lebac) equivalente a u$s 75 mil millones. Frente una deuda por el mismo concepto en el 2001 y 2002 de u$s 12 y u$s 20 mil millones, respectivamente. Y la contrapartida de esa deuda actual, a la vista, o exigible en un plazo medio de tres meses, son u$s 45 mil millones en letras intransfereibles del gobierno nacional, a un plazo promedio de seis años.
Que no tienen valor alguno en el mercado, y seguramente serán renovadas a su vencimiento. Y son producto de que el Banco Central compra divisas emitiendo pesos, a los que trata de esterilizar con la bola de nieve cada vez más grande de las Lebac. A la vez que le transfiere las divisas al gobierno, para el pago de la deuda pública externa, que buena parte detenta la patria financiera. Algo tan imposible de sostener como pretender hacer una enorme urbanización, emitiendo cheques a fecha para la semana que viene.
Este crudo panorama referido al desfondamiento del Banco Central, y el funcionamiento del Sistema Financiero, pone de manifiesto que a lo largo de 40 años, ambos han sido enteramente incapaces de: I) preservar el valor de la moneda, que perdió 13 ceros ínterin. II) preservar el ahorro de los argentinos, que vieron una y otra vez saqueados sus ahorros, por banqueros cada vez mas inescrupulosos, conscientes de la impunidad de su accionar. Y III) formalizar el ahorro en divisas atesorados alternativamente por los argentinos, con el que resultaría indispensable contar, para afrontar la crisis de deuda y de escases de divisas formales que aqueja a Argentina y su aparato productivo.
En ese periplo el Banco Central se convirtió en una cueva de cuevas; en un nido de termitas, que periódicamente devora todo lo sólido que tiene Argentina; y en un nicho de profunda corrupción, sobre el que nada nuevo se puede edificar. Que supera largamente a otros entramados de la Argentina corrupta, como la Aduana y la AFIP. Ya que allí todo es dinero, tanto la tranza, lo que se tranza, como lo que se trenza, haciendo trizas la fortuna de los argentinos. Junto con el Sistema Financiero, es un cáncer terminal que ha hecho metástasis, y se ha extendido a todos los órdenes y órganos de la República.
La única salida que queda ante ambos, es la cirugía mayor sin anestesia, a los efectos de poder refundar el ahorro y la inversión nacional, para poder salir de forma genuina del atasco externo ante él que se encuentra hoy Argentina.
Epílogo, patria o patria financiera
Hace 120 años, tras la crisis de 1890 provocada por un feroz vaciamiento de los bancos, el presidente Carlos Pellegrini chanceaba al policía que se encontraba de postín frente al Banco Nación, diciéndole que perdía su tiempo allí, dado que los bancos no se asaltaban con barreta y ganzúa, sino con “pagares y letras de cambio”.
Ahora en la pos modernidad, Pellegrini debería agregar entre esas herramientas de vaciamiento bancario, a “los derivados financieros” y las operaciones a futuro, o “contratos en divisas a término”, además del tráfico de información privilegiada. Que han hecho que el Banco Central perdiera buena parte de lo que había ganado con la macro devaluación de enero pasado. Cuyo Patrimonio Neto cayó a fines de marzo pasado, de una semana a la otra, de $ 189 mil millones, a $ 110 mil millones. O sea una pérdida de $ 79 mil millones, equivalente a u$s 10 mil millones.
En consecuencia uno se pregunta si todo el escándalo amplificado en torno el vicepresidente Amado Boudou y la imprenta Ciccone, no se trata de una mera cortina de humo, para que los argentinos sigamos enredados en lo accesorio. Sin atinar a ver lo esencial, que es ese enorme traslado de riqueza de una semana a la otra, hacia bancos, las finanzas, y el sector más rico de la población. Que representa en este caso el valor del 5 % de la superficie cultivada de Argentina, y el equivalente a todo lo destinado a la Asignación Universal a la Niñez desde su creación hace cinco años.
Más allá de que la imputación contra al vicepresidente Boudou se trata indudablemente de un hito en la lucha contra la corrupción, al haberse animado la pusilánime justicia argentina a emprenderla contra un vicepresidente en ejercicio. Cuando -y en contadas situaciones- recién lo hace cuando el poderoso ha abandonado el poder. Pero paradojalmente la oposición política y mediática habla de la “máquina de hacer billetes” de Boudou, pero no se pregunta para quién imprimió masivamente billetes esa máquina en los primeros meses de este año, que no es otra que la famosa patria financiera. Que como las brujas se dice que no existe, pero que cada tanto se encarga de volar, no con su escoba, sino con la plata de los argentinos, después de haberles pasado la escoba.
Lamentablemente esto no es ninguna novedad, porque el vaciamiento bancario de 1890 de los tiempos de Pellegrini, Argentina lo volvió a soportar reiteradas veces en el último medio siglo, llegando a su cumbre con lo acontecido en el 2001. Sin que nunca fueran investigados seriamente, y menos aun que recayeran sentencias condenatorias contra ellos, quedando numerosas causas abiertas en el camino.
Como el reciente sobreseimiento que la Cámara Federal de Apelaciones dicto en la causa del Megacanje, a favor de altos ex funcionarios relacionados con las finanzas, y del superbanquero y ex secretario del Tesoro de los EEUU, David Muldford. O la ridícula pena que ahora se ha pedido contra el único que ha quedado encartado en dicha causa, Domingo Cavallo.
Consagrando así a las altas finanzas como un ámbito de absoluta impunidad, que tiene su bunker en el Banco Central, como si fuera la hermética cueva de Alí Baba, ante la cual no hay ¡ábrete sésamo! que valga. En forma perecida a lo que sucede en el ámbito internacional, solo que aquí los abusos financieros son notablemente groseros, y repetidos además en forma contumaz. Pese al enormísimo perjuicio económico y social que dejan como secuelas esas fechorías, al lado de de las cuales las causas de Ciccone, y el enriquecimiento ilícito que se le enrostra a Boudou, resultan ser solo un vuelto.
No obstante en el Senado de la Nación, cuya obligación es la de supervisar directamente al Banco Central, los senadores de la oposición se dedican en todos los comienzos de sesión a despotricar largamente contra Boudou. En lugar de leer los balancetes semanales de dicho banco de bancos, cuyos abruptos cambios en su Patrimonio Neto y grandes cuentas, hubiesen originado una inmediata investigación en cualquier país serio del mundo. Y para averiguar los motivos reales de la enorme emisión de dinero que hizo a principios de año; que para poder esterilizarla mediante la emisión de letras, requirió una sustancial alza en las tasas de interés, con grave perjuicio para el sector de la economía real y las familias.
Por su parte quienes alguna vez de una u otra manera intervinieron como agentes de esos desfalcos, como es el caso del funcionario de la Alianza Miguel Bein, y el ex presidente del Banco Central Mario Blejer, son presentados ahora ante un país zombi carente de memoria, como los nuevos gurúes de la economía que guiarán a Argentina en el post kirchnerismo, al que aspira liderar Daniel Scioli.
O el caso de Martín Redrado, directo responsable de lo que se expuso, dado que con sus medidas permitió armar la bomba de tiempo de los contratos a futuro del dólar, una nueva versión de los seguros de cambio del los `80, y de la fuga de u$s 90.000 millones. Pero no obstante hoy como conspicuo integrante del Frente Renovador de Sergio Massa, da cátedra respecto lo que habría que hacer ante los problemas que el mismo originó.
Y el caso se repite también en otras fuerzas políticas con parecidas aspiraciones, en donde los barones de la patria financiera se mueven displicentemente tras sus bastidores, por ser la que financia sus campañas políticas. Y por ello el presidente del Banco Central Juan Carlos Fábregas fue designado casi por unanimidad en el Senado, como si todos los partidos con representación allí compartieran la delictuosa misión que estaba por acometer. Y ella también es la gran colocadora de avisos, en la prensa supuestamente independiente. Y la que brinda empleos altamente remunerados a los sirupíticos expertos financieros de la City. Y la que con sus préstamos financia a todos los restantes sectores de la economía.
Por eso todos ellos, igual que a Dios, se cuidan mucho de señalarla con el dedo, razón por la que el presidente ejecutivo del banco Goldman Sachs, Lloyd Blankfein, dijo que los banqueros y financistas “hacemos el trabajo de Dios”. Aunque más bien conforme la experiencia de Argentina, parece el trabajo del Diablo. Ya que las sucesivas crisis financieras que azotaron a Argentina en los últimos 40 años, han tenido un costo fiscal para el país de un 100 % de su PBI.
Reduciendo además sustancialmente su tasa de crecimiento, y deparando hiperinflaciones una tras otra, que llevaron a quitarle trece ceros a la moneda argentina. Haciendo que el argentino huya del peso y se refugie en el dólar, serruchando así suicidamente la rama sobre la que está parado. Siendo el eje de todas esas maniobras el Banco Central, cuyo vaciamiento en los `80 por el accionar de los buitres financieros argentinos y extranjeros, dio origen a una deuda externa que no dejó ninguna contrapartida en los activos del país. Y cuyos coletazos siguen desquiciando al país periódicamente, tal como sucede actualmente
El que por ende requirió su puesta a cero en la década de los ’90, y el traspaso de sus deudas al Tesoro Nacional, o sea a todos los argentinos. Y que no obstante nuevamente ha sido vaciado y desquiciado para hacer frente a las especulaciones de la patria financiera, y el pago de esa misma deuda. Que hoy se encuentra nuevamente en crisis por efecto del accionar de los buitres financieros extranjeros, tan inescrupulosos como los argentinos.
Ante ello la única salida genuina que queda para no caer en una nueva trampa de endeudamiento, es la refundación del ahorro y la inversión nacional. Que hoy lamentablemente existe cuantioso en la clandestinidad, como consecuencia del accionar aberrante del Banco Central y el Sistema Financiero, que desde hace décadas extravío su misión, y se ha convertido en un cáncer para la nación.
Francisco Javier Llorens
Septiembre 2014
DIFUNDIDO POR
FORO
ARGENTINO de la DEUDA EXTERNA
Foro
Regional La Plata, Berisso y Ensenada
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