FALLO
GRIESA y NUEVO DEFAULT ARGENTINO.
La
Argentina se encuentra nuevamente en estado de default porque no
tiene solvencia ni liquidez para afrontar las obligaciones de su
Deuda Pública; empero, tanto el gobierno Kirchner como el Partido de
la Deuda niegan coincidentemente esta realidad:
- El gobierno, porque falta a la verdad cuando dice que la Argentina se ha venido “des-endeudando” mientras el stock de la deuda viene creciendo a un ritmo de 15.000 Millones de Dólares (MD) por año, porque miente cuando dice que el país tiene solvencia y liquidez mientras tiene déficit fiscal creciente y carece de reservas netas para sostener los pagos externos e internos de la deuda, y porque trata de ocultar que el fallo Griesa no es la causa sino sólo el detonante o disparador de una situación de default (incumplimiento) que ya existe y que se enmascara aguantando sistemáticamente la cancelación de los servicios de la deuda con más endeudamiento.
- Y el establishment financiero también niega esta realidad de la nueva Crisis de Deuda que vivimos al restarle importancia y dramatismo a los efectos del fallo Griesa, al minimizar la verdadera gravedad de la situación a la vez que atemoriza a la opinión pública sobre las consecuencias de un default mientras propone – una vez más y como siempre – su “receta salvadora”: aceptar cualquier cosa para volver al mercado internacional de capitales a tomar más deuda.
En
uno u otro caso, el resultado es el mismo: el cumplimiento de la Hoja
de Ruta Boudou, que está en curso: 1. Terminar sí o sí con el
problema de los Holdouts y 2. Arreglar la Deuda con el Club de París,
para 3. Volver al Mercado de Capitales para colocar nueva Deuda
Externa.
LAS
CONSECUENCIAS DEL FALLO.
No
existe solución jurídica ni financiera frente a la sentencia
Griesa:
- Todas las instancias legales ante los tribunales estadounidenses se han perdido y la Argentina no puede desconocer la validez del fallo, que está aceptado y sienta precedente como caso testigo.
- Los efectos financieros de este fallo son incalculables, tanto por la avalancha cierta de juicios del resto de los holdouts – más de 20.000 MD – como por la probable aplicación de la cláusula RUFO (entre 120.000 y 500.000 MD, según las estimaciones).
- Aunque se lograre paliar de alguna manera el problema RUFO (cosa casi imposible en la práctica) las nuevas deudas consolidadas de los holdouts sumadas a las obligaciones que se están contrayendo en firme – laudos del CIADI (600 MD), Repsol (6.000 MD), Club de París (9.700 MD), Bonar 2017 (10.000 M$-Millones de Pesos) y resto de compromisos tomados y a tomar desde el 30.9.2013 hasta fin de 2014 - configuran ya un perfil de vencimientos insostenible para el Estado.
La
variante de negociar el cumplimiento de una sentencia o su forma de
pago no tiene sentido lógico: un fallo judicial se cumple o no se
cumple; no hay nada que “negociar”. Si el país tiene los fondos
necesarios para asumir el nuevo paquete de obligaciones que genera y
el pago no lo coloca en peor y más gravosa situación de la que se
encuentra, el fallo se cumple; pero si no se da esta doble condición,
el fallo es de cumplimiento imposible para el Estado y el gobierno
tiene entonces que comunicar al juez que no puede dar cumplimiento a
su sentencia, no vivir solicitando dilaciones (como el caso del stay
o medida cautelar y las diversas formas de diferimiento que se
quieren ensayar hasta la fecha de vencimiento de la cláusula RUFO a
fin de este año).
Pero
no cumplir el fallo por razones de fuerza mayor implica Default –
que significa incumplimiento y equivale a suspensión o cesación de
pagos – lo que constituiría un blanqueo o sinceramiento de la
realidad y dispararía así un replanteo que lleve a una nueva
re-estructuración de la Deuda.
Porque
el Default no es un punto de llegada sino un punto de partida, es un
necesario “barajar y dar de nuevo” frente a una situación de
hecho – un hecho que el gobierno no quiere reconocer - y es también
la oportunidad o el momento pertinente para replantear los términos
de renegociación de la Deuda, una deuda hoy impagable y sin solución
financiera posible (como no sea tomando más deuda, que equivale a
prolongar una “no solución”).
EL
PROBLEMA DE LA CLÁUSULA RUFO.
Existe
una confusión en el encuadramiento de la cuestión de la cláusula
RUFO, sigla de Rights upon future offers (Derechos sobre futuras
ofertas), que se confunde con la cláusula del Acreedor más
favorecido (Most Favored Creditors Clause, o MFCC).
Las
dos cláusulas interactúan entre sí y se asocian técnicamente:
- La cláusula RUFO – según el Prospecto del Megacanje Kirchner-Lavagna 2005 – le daba la alternativa al gobierno argentino de seguir tratando con los tenedores que no entraran en el canje (los Holdouts) llegando a acuerdos por separado con ellos.
- Pero la cláusula MFC obliga al país a equiparar toda mejora que lograsen estos holdouts extendiéndola también a los bonistas que ingresaron en el canje.
La
cláusula RUFO se cita como sinónimo de la del Acreedor más
favorecido aunque, en rigor, no son la misma cosa.
De
todas maneras, el sentido complementario de las mismas es lógico: el
gobierno Kirchner – como demostración de Buena Fe – le estaba
diciendo a los tenedores de bonos que entrasen en el Megacanje 2005
ya que si luego concediera ventajas a los que no ingresaban (los
holdouts) les iba a hacer extensivas esas ventajas también a ellos
(como, en realidad, corresponde).
Ahora,
en cambio, ante las consecuencias del fallo Griesa, se da la paradoja
que el gobierno está tratando – abierta y confesadamente – de
burlar la aplicación de esa cláusula RUFO, con el agravante que lo
hace mientras invoca la validez del pari passu del 92.4 % de los
bonistas que se incorporaron al canje.
Pero
esto no le evitaría seguros dolores de cabeza ni nuevos juicios por
reclamos de los bonistas del Megacanje 2005-2010:
- Porque la Argentina, al patear hoy para el 2015 un pago superior a los holdouts para evitar cumplir con los bonistas del canje está faltando al espíritu de Buena Fe de la cláusula RUFO; y no va a faltar un acreedor díscolo o disconforme que le dispare otra tormenta de juicios por este motivo.
- Porque el argumento de que la RUFO se aplica sólo ante “ofertas voluntarias” del gobierno deviene muy relativo porque la burla de dicha cláusula se está negociando expresamente, lo que implica que legalmente se reconoce que correspondería su aplicación.
- Porque, en el fondo, el gobierno sabía que los holdouts que no entrasen en el Megacanje iban a hacer juicios contra la Argentina por el valor nominal de los títulos en default y que, temprano o tarde, los iban a ganar, con lo que la probabilidad de mejora de condiciones de pago a los bonistas resultaría inevitable porque dispararía la cláusula RUFO.
Y
este flanco quedó completamente expuesto cuando – iniciados los
juicios en su contra – nuestro país no objetó la legitimidad de
las acreencias de los FB ni la cuestión del precio de compra – en
lugar del valor nominal de los títulos - ni la condición de
emergencia económica que se mantiene formalmente hasta la
actualidad, en virtud de la Ley 25.561 y leyes de prórroga hasta
fines de 2015, que parecen haber sido directamente desconocidas por
la justicia norteamericana.
Con
esta estrategia de defensa judicial era prácticamente seguro que los
holdouts iban a terminar ganando todos los juicios: se trataba sólo
de una cuestión de tiempo.
Por
ello, cualquier bonista que haya entrado en el canje 2005-2010 podrá
reclamar a este respecto; y tendría el derecho lógico de hacerlo.
De
modo que cualquier arreglo negociado de la Argentina con los Fondos
Buitre (FB) y/o con el Juez Griesa – a través de su mediador
Pollack – quedaría inexorablemente expuesto a que haya reclamos de
los bonistas del canje invocando la cláusula RUFO, con lo que el
frente de tormenta legal queda igualmente expuesto.
DEFAULT
O MÁS DEUDA.
El
gobierno Kirchner y todo el establishment financiero viven diciendo
que la Argentina ha pagado, que puede pagar y que quiere pagar su
Deuda Pública.
Incluso
se citan altas cifras de pago realizadas, aunque las mismas no serían
ciertas como desembolsos netos ni como disminución del stock de la
deuda: 174.000 MD en 10 años según la presidenta y 190.000 MD según
el Ministerio de Economía (ambos, sin información desagregada ni
aclaratoria alguna).
Lo
que nadie dice es que toda esa deuda – hasta el último centavo por
capital e incluso parte de los intereses (que se capitalizan por
anatocismo) – se paga con nueva deuda, es decir, por novación y/o
refinanciación de la que va venciendo.
Y
que además se toma deuda nueva.ii
Entonces,
cuando se habla de “pagar” lo que se está diciendo, en verdad,
es “colocar más deuda”, porque la Argentina no tiene capacidad
de repago y abona sus vencimientos con nuevas obligaciones, con los
mismos o con distintos acreedores, pero no cancelando tales
obligaciones con recursos genuinos sino emitiendo más títulos.iii
Esto
se hace para mantener al país dentro del Sistema de Deuda Perpetua,
en base a la falacia central del Partido de la Deuda, que dice que no
hay problema en tomar deuda sin capacidad de repago mientras se
puedan pagar los intereses y refinanciar el capital, para poder tomar
así más deuda.
Este
hecho es particularmente importante hoy porque los capitales
financieros excedentes en el mundo se están volcando masivamente
sobre los llamados Mercados Emergentes para aprovechar las
extraordinarias ganancias por arbitraje entre tipos de cambio
relativamente estables y tasas de interés locales muy superiores a
las internacionales.
Que
tal es el proceso que se vuelve a dar hoy en día en la Argentina con
la Hoja de Ruta Boudou en curso y la nueva ola de endeudamiento en
desarrollo.
Sólo
una interrupción de este perverso y no reversible sistema de Deuda
Perpetua podría permitir replantear los términos de una
reestructuración de la Deuda:
- La Argentina tiene que blanquear el Default, una situación de impago que ya existe pero que las autoridades – en complicidad con los acreedores y el Partido de la Deuda – trata de enmascarar con más endeudamiento.
- Los pagos de servicios tienen que ser suspendidos y la Deuda en su conjunto – la totalidad de la Deuda (también la Deuda intra-Estado) – debe ser auditada.
- Recién con un dictamen formal sobre la deuda que se determine como legítima - a través de la investigación de las acreencias - y con una estimación confiable de la verdadera capacidad de repago del Estado, debe procederse entonces a una reestructuración de la Deuda – racional, coherente y cumplible - pero que tiene que ser una reestructuración forzosa y no voluntaria.
En
este momento, sin embargo, los tiempos y las noticias – en
realidad, las versiones periodísticas, ya que todas las
negociaciones son secretas y no se permite el acceso a la información
oficial desagregada de la deuda – van muy rápido frente a la
cuenta regresiva del vencimiento del plazo de gracia el 30.7, que se
muestra como una fecha traumática pero que no es tal porque la
Argentina debiera dejarla pasar para blanquear el default y
reestructurar a partir de allí la totalidad de su Deuda Pública.
Es
improbable, sin embargo, que el gobierno K lo haga en estos términos,
o sea, default con auditoría de la deuda y reestructuración
forzada:
- Por un lado, porque la “guerra de solicitadas”, vía cartas y comunicados con los Holdouts y con la ATFA, son parte de una escenificación tan barata e inoperante como sospechosa.
- Por otro lado, está el hecho que el gobierno no apelara al pedido de reconsideración (rehearing) ante la Corte Suprema Norteamericana a los efectos de intentar ganar al menos un mes más en la decisión del tribunal, lo que le hubiera permitido llegar al pago de los intereses de los Bonos Discount del 30.6 sin bloqueo del juez Griesa.
- Y por último, está la controversia - tan estéril como gravosa - a través del mediador Pollack, designado por el juez Griesa para tratar de resolver el entuerto generado por su fallo, sobre la forma de pago de los 1.600 MD de la sentencia.
Amén
que, como agravante, el gobierno insiste en negar el fracaso del
Megacanje Kirchner-Lavagna del 2005-2010 – al que todavía califica
como exitoso (presidenta Cristina Kirchner) o más aún, como dice el
Jefe de Gabinete Capitanich: “el canje más exitoso de la historia
de la Humanidad” – tratando así de achacar a los FB y/o al juez
Griesa la posible caída de esa reestructuración fallida.
Son
todos indicios de la grave, desprolija y concesiva forma de manejo de
la actual Crisis de Deuda.
Se
habla incluso de un default parcial, selectivo y/o transitorio para
poder burlar la cláusula RUFO con los bonistas del canje, más estos
híbridos no solucionan el problema de fondo, que es el de la
insolvencia por falta de capacidad de pago del país.
Por
otra parte, es inconsistente hablar de “default técnico” o de
formas especiales de default porque el default es o no es, como el
embarazo: así como una mujer no puede estar un poco o parcialmente
embarazada, así también pasa en el caso de un impago de deuda, que
condiciona a todo el resto de los acreedores.
Más
aún cuando es perfectamente sabido que el país, por la cláusula
cross default o de incumplimiento cruzado – que junto con la RUFO,
la MFCC y toda una serie de cláusulas leoninas fue firmada por éste
gobierno – daría inmediatamente lugar a una situación de default
generalizado, con caída o aceleración de los vencimientos, porque
esta cláusula establece que producido un impago todas las deudas del
Megacanje serían alcanzadas por la misma situación: el
incumplimiento con un acreedor implica el incumplimiento con todos.
Una
tercerización o triangulación del fallo Griesa – la llamada
“solución Gramercy”, que ya se aplicó en el caso de los laudos
del CIADI - por la que un tercero (banco/grupo de bancos y/o fondos
de inversión) compre los derechos de la sentencia y luego negocie
directamente una reestructuración con el gobierno argentino, sería
un paliativo parcial (no general), no eliminaría el problema de los
holdouts (por la existencia de otros muchos tenedores pendientes) ni
el problema de los bonistas del canje (por la cláusula RUFO); y no
bajaría tampoco las nuevas obligaciones del gobierno Kirchner, que
después de agotada la variante de la Deuda intra-Estado pasó a la
nueva política de pago de juicios con Deuda (CIADI, Repsol, Club de
París).
Y
mientras todo esto ocurre, mientras el gobierno negocia en secreto
una salida o diferimiento a la actual coyuntura de la crisis de
Deuda, el Poder Judicial mantiene paradas todas las causas sobre
investigación de la Deuda (Olmos I – con sentencia en firme -
Olmos II, Megacanje 2001 y denuncia Olmos Gaona-Marcos), y el
Congreso de la Nación – salvo honrosas pero minoritarias
excepciones – sigue sin intervenir en el problema; que es la forma
en que la Partidocracia cumple su rol funcional de complicidad dentro
del Sistema de la Deuda Perpetua.
Lic.
Héctor L. GIULIANO
Buenos
Aires, 26.7.2014
Archivo:
GIULIANO ARTICULO 2014 07 25 GRIESA FALLO
NOTAS:
Artículos anteriores del autor sobre este mismo tema: “Holdouts:
la Argentina no tiene nada que negociar” (4.7), “La Argentina
tiene que ir al Default” (28.6), “Holdouts: Default o más
Deuda” (del 25.6) y “Fallo de la Corte y alternativa de un nuevo
Default” (18.6), todos del corriente año 2014.
ii
Precisamente por ese motivo es que la deuda sigue creciendo hoy en
día: era de unos 150.000 MD después del Megacanje Kirchner-Lavagna
de 2005 y hoy – según los últimos datos oficiales al 30.9.2013
– estaría en el orden de los 230.000 MD: 213.000 MD de deuda
registrada más unos 15.000 MD de cupones PBI faltantes de pago.
Sin
contar los intereses a pagar, que el gobierno no incluye en el stock
de la deuda pero pasan los 72.000 MD; y que como el monto de la
deuda no disminuye sino que aumenta, también aumentan los
intereses.
Esto
significa que la Deuda Pública total (por Capital, Intereses y
Cupones PBI) – sólo en cabeza del Estado Central – está en la
actualidad en los 300.000 MD.
iii
Hoy viernes 25.7 han trascendido insólitas declaraciones del
Ministro de Economía en este sentido. Según el diario La Nación
(del sábado 26, página 18) Kicillof dijo que los FB pretenden
“tirar abajo el proceso de reestructuración de la deuda soberana
realizado en los canjes 2005 y 2010” y que con ello procuran
“volver a la dinámica de endeudamiento propia del
neoliberalismo”.
Dijo
además: “La Argentina durante años, años y años, tomó deuda
para pagar deuda, y lejos de ser honrada, la deuda crecía y crecía,
hasta que estalló, como no podía ser de otra manera. Esa dinámica
ha sido clásica y generalizada durante el neoliberalismo.”
Frente
a las decisiones concretas que viene tomando el gobierno K en
materia de re-endeudamiento sistemático – hoja de ruta Boudou
incluida – este tipo de declaraciones parece surrealista.
El
Lic. Héctor L. GIULIANO es
asesor del
FORO
ARGENTINO de la DEUDA EXTERNA
Foro
Regional La Plata, Berisso y Ensenada
forodeudaexternalp@hotmail.com
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